CÁDIZ CF

Cádiz CF... ¡el fútbol nos la debe!

El Rico Pérez, escenario de infaustos recuerdos para el cadismo, dictará sentencia el domingo; el ascenso a Segunda está a un paso

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Los jugadores del Cádiz celebran la victoria ante el Hércules
Los jugadores del Cádiz celebran la victoria ante el Hércules

Toda la tensión, la desbordada emoción y hasta la belleza que encierra este majestuoso e imprevisible deporte que es el fútbol, se pudo padecer y disfrutar la tarde del pasado domingo en Carranza. Desde el pitido inicial hasta la conclusión del encuentro, los 22 jugadores ofrecieron una auténtica lección de entrega y pundonor, ninguno de ellos escamoteó esfuerzos y en cada disputa de balón se emplearon como si se tratase del lance postrero y definitivo del partido, como si fuera necesario derrochar en cada acción todo el ímpetu disponible y volcar en ella hasta la última gota de aliento.

Cádiz CF y Hércules brindaron un partido que, por coraje demostrado y, en concretos pasajes, por el juego desarrollado, estuvo más que a la altura de lo mucho que ambos se ventilaban en el duelo.

Para un espectador imparcial, para un amante del disfrute del fútbol como espectáculo generador de súbitas emociones y de sorprendentes, plásticas y arrebatadoras estéticas, la primera cita de esta decisiva eliminatoria, a buen seguro que colmaría todas sus expectativas. Para el aficionado cadista, en cambio, el partido supuso un permanente sobresalto, un acelerado transcurrir con pálpito sincopado, una angustia y una esperanza permanentes que se enredaban como una hiedra en la garganta de los seguidores, hasta cubrir de tensión hasta el último peldaño del estadio. Contenida emoción que se transformaría en abierta explosión de júbilo cuando Carlos Calvo lanzaba de forma magistral un golpe franco y hacía ondular las redes del marco contrario a escasos cuatro minutos del final. Tanto que venía a proclamar agónica justicia para un Cádiz CF que había sido superior a su oponente y que dispuso de más y mejores ocasiones de gol.

Importante pero exigua ventaja de uno a cero, que dejaba un sabor agridulce en los seguidores locales, sabedores que, a poco que hubiera acompañado la fortuna, la eliminatoria podría haber quedado sentenciada. El Rico Pérez, escenario de infaustos recuerdos para el cadismo, dictará sentencia. Tan cerca y tan lejos de la gloria. ¡Vamos Cádiz!, que el fútbol nos la debe.

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