El ruso Sergey Lazarev, durante uno de los ensayos de cara a la semifinal
El ruso Sergey Lazarev, durante uno de los ensayos de cara a la semifinal - THOMAS HANSEN - EUROVISION.TV
Primera semifinal Eurovisión

La «amenaza rusa» marca el inicio de Eurovisión 2016

El ruso Sergey Lazarev llega como favorito a una semifinal en la que también parten con muchas opciones Armenia, Hungría o Malta. República Checa, con posibilidades de pasar por primera vez a la gran final del concurso

ENVIADO ESPECIAL A ESTOCOLMO (SUECIA) Actualizado: Guardar
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Estocolmo es la cuna del fenómeno de la música sueca - de ABBA a Avicii – y una de las ciudades líderes a nivel mundial en exportaciones musicales. Desde hoy es, también, el corazón de Eurovisión. El famoso certamen musical, que cumple con esta edición 61 años, aterriza en la capital de Suecia convertido en un certamen a la vanguardia tecnológica y con un (casi) record de países participantes. Mucho han cambiado las cosas desde que, precisamente en el Globen Arena, Estocolmo fue sede por última vez del festival en el año 2000. Por entonces, sólo había una gala y el festival superaba uno de los principales baches de su historia. La década de los noventa fue dura para un certamen que se desangraba en audiencia y comenzaba a perder relevancia.

Sólo el triunfo de Dana International en 1998 con su popular canción «Diva» consiguió acaparar una mayor atención mediática entre certámenes carentes de titulares y expectación. Todo es diferente ahora: aunque para muchos mantiene un marcado carácter añejo, Eurovisión se ha revelado desde entonces como un formato televisivo moderno y de una gran audacia técnica que siguen más de cien millones de espectadores cada año y en el que concurren más de cuarenta países.

Estocolmo vive estos días un auténtico fervor eurovisivo. La ciudad está empapelada de anuncios del festival, en los semáforos suenan las melodías de «Euphoria o «Heroes», las dos últimas canciones suecas ganadoras, y en el metro el vigente campeón Måns Zelmerlöw se dedica a anunciar a los eurofans las principales paradas de metro. En este clima de entrega absoluta, esta noche Eurovisión alza el telón para la celebración de la primera semifinal. 18 países competirán por lograr una de las diez plazas que dan acceso a la gran final que tendrá lugar el próximo sábado y para la que ya están clasificados los miembros del llamado «Big 5» (España, Italia, Reino Unido, Francia, Alemania) y Suecia como país anfitrión. [ Escucha las canciones de la primera semifinal]

Entre los países que darán el pistoletazo de salida al certamen está la gran favorita. Rusia llega al Globen Arena primera en las casas de apuestas gracias a Sergey Lazarev y su imponente puesta en escena para «You're the only one». La escenografía tiene de todo: efectos en 3D, proyecciones, simulación de escalada, baile y efectos ópticos sorprendentes. Sin embargo, su posible victoria ha despertado gran inquietud entre los seguidores del concurso dadas las leyes de carácter homófobo que Putin ha promulgado en los últimos años. Muchos seguidores del festival ya han manifestado su intención de no acudir el año que viene a Rusia si el festival se celebra allí. Además, la UER, ente organizador del certamen, teme que la próxima edición del concurso se pueda convertir en un campo minado donde las posibles reivindicaciones y el ejercicio de la libertad de expresión podrían chocar frontalmente con las leyes de un país que, además, ya ha mostrado en anteriores ocasiones tolerancia cero ante este tipo de actuaciones en grandes eventos.

Armenia, garantía de espectáculo

Pero no será fácil parar a Rusia. Las casas de apuestas sólo ven a Francia, directamente clasificada para la final, como la alternativa para el triunfo. De los países que compiten esta noche, Armenia y Hungría parecen ser las únicas capaces de poder plantar batalla. La de Iveta Mukuchyan será una actuación llena de pirotecnia y elementos lumínicos, en tonos oscuros, que potencian aún más la fuerza de su «LoveWave». El húngaro Freddie, mientras, estará arropado por un coro compuesto íntegramente por voces masculinas y una puesta en escena similar con la que obtuvo la victoria en su país allá por el mes de febrero.

Las proyecciones con claras reminiscencias a la actuación ganadora de Måns Zelmerlöw también serán las grandes aliadas de la islandesa Greta Salomé, que ya participó en el festival hace cuatro años. Pero no es el único retorno: la maltesa Ira Losco, segunda en 2002, vuelve con fuerza al festival con una actuación donde estrenará nueva tecnología con proyecciones en su vestido. También regresa doce años después el bosnio Deen, aunque en este caso integrado en un cuarteto presentando un tema que mezcla estilos tan diferenciados como la balada balcánica o el rap.

La clasificación de Grecia, en duda

En una semifinal vista por la mayoría de analistas como la más potente y competitiva en años, dos países que siempre han pasado a la final podrían encontrar dificultades este año para lograrlo: Grecia, que presenta una alegoría velada en favor de los refugiados con instrumentos de percusión y movimientos de baile alusivos a la identidad helena; y Azerbaiyán, cuya soliata principal permaneció toda la semana pasada enferma y no se sabe muy bien si está plenamente recuperada para la actuación de esta noche. Mientras, República Checa espera acceder por primera vez a la final gracias a la potente voz de Gabriela Gunčíková y su «I stand».

Finlandia, con un tema similar al que defenderá Barei, Croacia, Países Bajos y Estonia también suenan como probables para la clasificación. Todo lo contrario que Moldavia, San Marino y Montenegro, que ocupan la parte baja de los pronósticos. Austria, que presenta por primera vez en su historia un tema en francés; y Chipre, que busca revolucionar el espectáculo con un tema rock supervisado por el autor de «Euphoria», aspiran a ser las sorpresas de esta noche.

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