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Alcornoques y algarrobos

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También la encina podría entrar en liza, pero todos ellos son especies arbóreas diferentes. Sin embargo el alcornoque tiene una acepción humana, aquella que define al que se equivoca. Las otras dos bastante tienen con su acepción vegetal. Una, produce frutos para la posteridad, cuya ingesta hace posible el mejor jamón del mundo. La otra, en su acepción diminutiva, se ha convertido en el mayor de los despropósitos, en la imagen fidedigna del urbanismo caótico y la de la política para mandar a hacer gárgara a una gran inmensidad de políticos. Y entre los que opinan o, mejor dicho, dicen sandeces, el consejero de la Presidencia, antiguo alcalde de Chiclana, lo más parecido a un alcornoque, sólo que con epidermis humana en lugar de corcho. No contento con el mayor de los desastres de gestión de la cosa pública, piensa que somos imbéciles y que desconocemos lo acontecido con el Algarrobico. Explicaba el otro día que la Junta se iba a hacer con el suelo donde se erige semejante monstruo de ladrillos para derribarlo. Se le olvidó una cosa, «esa monstruosidad que nunca debió permitirse», curiosamente recibió el beneplácito en forma de autorización administrativa para ser erigido, por la propia Junta, la misma y con el respaldo político del mismo partido al que él pertenece, el PSOE. El mismo que ha permitido que Chiclana en época de los excesos, haya sido considerada paradigma del caos urbanístico.

El Tribunal Superior de Justicia ha dado la razón al promotor. Ha sentenciado que el suelo donde está construido el hotel es urbanizable. Lo que se avecina ya lo conocemos por boca del inefable e insigne consejero. Todo hace indicar que se va a utilizar once años después el derecho de retracto y así completar los trámites que le convertirán en propietario de los terrenos del paraje de El Algarrobico. Para ello, habrá que demoler semejante mole. No sólo pagaremos los andaluces los terrenos y la demolición, sino que habrá que indemnizar al propietario. Propietario que, según el Tribunal superior, lo construyó legalmente. Por lo tanto se le olvida al consejero, que el cúmulo de despropósitos de la Junta condena sin anestesia a todos los contribuyentes andaluces. Condena al derribo, pero nada dice de la asunción de responsabilidades en la que han incurrido todos los políticos que, de manera directa e indirecta, han pasado por ahí. Algo parecido a lo ocurrido en Chiclana con el despropósito del mayor de los desmanes urbanísticos.

En síntesis, la Junta promovió la construcción que ahora pretende demoler. Ejecutará el derecho de retracto pasado una década y por supuesto indemnizará a los propietarios. En ocasiones pienso que el lugar de ubicación de la Administración de la Junta no es Sevilla, sino el Parque de los Alcornocales.