Jardín de Bomarzo, o de los monstruos, en la provincia italiana de Viterbo. :: R. C.
Sociedad

Unas vacaciones de miedo

Un libro repasa los 99 lugares más enigmáticos y fantasmagóricos del planeta

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se acercan las vacaciones para muchos y mientras unos prefieren sol y tranquilidad, otros ven la oportunidad de descubrir parajes insólitos, con historia o, por qué no, fantasmales. Para ellos, nada mejor que la guía de Lorenzo Fernández-Bueno, '99 lugares encantados', un libro que recopila algunos de los enclaves más enigmáticos del mundo, que en muchos casos parecen sacados de la mejor literatura gótica. Así uno puede optar por una isla como Poveglia, la isla de los muertos, a 4 kilómetros de Venecia. A este lugar traían, en el siglo XVI, a los apestados, muertos y vivos, por lo que no es de extrañar que sea un enclave perfecto para las apariciones. De hecho, hay una ruta nocturna que sale desde la plaza de San Marcos y muestra la ciudad encantada.

Los siguientes personajes nunca estuvieron vivos, pero son más tétricos que los anteriores, si cabe. Son las 'habitantes' de la isla de las Muñecas, en Xochimilco, cerca de Ciudad de México. En este caso fue el miedo de un hombre, Julián Santana, al espíritu de una niña a la que no rescató de ser ahogada el que comenzó todo. Para que ella no le atormentara, pensó que lo mejor era llenar su casa de muñecas, algo que hizo año tras año hasta que un día apareció flotando en la laguna rodeado de todas ellas. Los más valientes se pueden acercar a la isla desde los nueve embarcaderos de la ciudad.

Aunque para pasar miedo y a la par disfrutar de paseos con mucho arte pocos lugares son tan atractivos como los cementerios. Desde el de Abney Park, en Londres, a los famosos parisinos como Père-Lachaise, o la colina embrujada de Praga, Vysehrad. No hay que olvidar en esta ruta de la tranquilidad los jardines. Sobre todo porque hay uno especialmente curioso, uno en el que André Breton le dijo a Dalí: «Aquí está todo tu universo cuatrocientos años antes de que se te ocurriera». Es el Jardín de Bomarzo, o de los monstruos, en la provincia italiana de Viterbo. Su diseño corrió a cargo de Pirro Ligorio, quien también fue el encargado de continuar la labor de Miguel Ángel en la basílica de San Pedro del Vaticano, y adentrarse en él es como hacerlo en una hermosa pesadilla, ya que la piedra volcánica fue convertida en ogros, gárgolas y otras criaturas.

Dos horrores históricos

El Castillo de Csejthe, en las faldas de los Pequeños Cárpatos, cerca de la ciudad de Trencin (Eslovaquia), es el escenario de una de las páginas más negras de la historia. Allí nació, vivió y murió Erzsébet Báthory, la condesa sangrienta. Paseando entre sus ruinas, aun puede el viajero imaginar el horror de lo que en ese lugar sucedió.

Obsesionada con envejecer, y viuda a los 44 años, la condesa tuvo su mejor aliada en Torco, una fiel sirviente versada en las artes oscuras. Así que cuando esta le comentó que lo mejor para mantener la lozanía era la sangre de doncellas vírgenes, comenzó una pesadilla que acabó con la vida de más de seiscientas jóvenes, que eran secuestradas y recluidas en los sótanos del castillo. Allí, abiertas en canal, servían de rejuvenecedor de Erzsébet, que desnuda bajo sus cuerpos se empapaba de su sangre.

Los habitantes de la comarca aseguran que las noches de luna aún se ve a la condesa paseando entre los lamentos de sus víctimas. El único precio que hay que pagar por ver tan dantesco escenario es subir a la cresta de la montaña donde se ubica, por lo que se aconseja hacerlo cuando las condiciones climatológicas sean buenas.

No podemos ignorar, hablando de apariciones, Escocia, donde cada muro parece esconder un espíritu: el castillo de Edimburgo y su gaitero; el de Dunvegan en la isla de Skye, donde se custodia la Fairy Flag o bandera de las hadas; el de Eilean Donan, en el lago Duich, y su célebre fantasma español, o la capilla de Rosslyn o de los códigos, universalizada por 'El código Da Vinci'. Pero hay uno que esconde el que quizás sea el secreto mejor guardado, un secreto que según aseguró el decimotercer conde de Strathmore, Claude Bowes-Lyon, a un amigo: «Si pudieras adivinar su naturaleza, te pondrías de rodillas y agradecerías a Dios que no fuera tuyo».

Es el castillo de Glamis, en el condado de Tayside, y entre sus muros nació lo que la tradición llama 'el horror de Glamis'. En esta fortaleza se dice que hay un cuarto escondido del que no se habla y una maldición que afecta a todos los descendientes de sir Patrick, tercer conde de Strathmore, quien durante años mantuvo oculto en una de las habitaciones a un hijo bastardo que mostraba unas terribles deformidades.

Hay quien asegura que 'el horror' es la maldición que cayó sobre la familia cuando se descubrió lo que hacían con el niño, otros que todo parte de la traición perpetuada en 1034 en ese mismo castillo, cuando varios miembros del séquito acuchillaron al rey Malcom II, y otros, ya en el terreno de la fábula, aseguran que es el resultado de una partida entre Sir Patrick y el diablo -ganó este último y quedaron todos los descendientes condenados-. Sea como fuere, merece la pena visitar esta fortaleza.