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Vapeando espero

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Al hombre que yo quiero, suena la copla de voz aguardentosa con Sara Montiel, mezcla de melindre y de chulanguería. Si yo tuviera que vender cigarrillos electrónicos en España lo tendría claro: «Vapeando espero» sería mi lema. Vapeando: Al hombre o a la mujer. Estos dispositivos que mezclan nicotina, glicol de propileno y quizá un poco de ajonjolí, prestan un servicio psicológico (el que vapea, cree que fuma) y orgánico (la nicotina calma el ansia) pero aún no se ha determinado por el Ministerio de Sanidad ni por la Consejería de la Junta de Andalucía si el cacharrito en cuestión es nocivo o no para la salud (la propia o la del de al lado). Yo me pregunto: la flamante presidenta de todo, Susana Díaz ¿fuma o vapea? Porque pronto categorizaremos a las personas así. Reputados analistas del comportamiento y la mente discernirán las derivas de la humanidad en función del vaho: ¿Vapea Obama; Merkel fuma? ¿Cuál es la marca que gasta Rubaljoy?

Encontramos gente exhalando vapores de nicotina en cualquier lugar; ayer mismo vi a una chica en la cafetería de un centro comercial y, el otro día, a un fulano con el vaporizador electrónico en un bautizo (dentro de la iglesia). El quid (pro quo) de la cuestión es que no está claro que vapear sea una falta de educación o infrinja la legislación. De hecho, el vapeador podría alegar que en realidad hace señales de humo, sin humo, como José Luis Sanz, que empieza a globosondear su candidatura a las autonómicas. O sea, un me pongo a disposición del partido para lo que éste quiera de mí (al menos no ha dicho como Mera, que si tiene que trabajar, trabajará). El 'otro Sanz', como lo llaman en Cádiz, tiene delante una Fiera Corrupia de la política: El Susanismo.

La «líder.esa» ha sido criticada por tardar diez años en terminar una carrera, como si eso fuera indicativo de algo positivo o negativo; y por surgir de la cantera de JJSS sin haber cotizado jamás, como si eso no ocurriera allá donde posemos la mirada. El otro Sanz, que ya ha empezado a recibir candela mediática sin que se haya anunciado aún su tardíamente aplazada candidatura, lo tiene claro. Él vapea. Esperando.