Economia

La solidaridad no abunda en las opiniones públicas de los socios más ricos del euro

CiU y PNV quieren que Rajoy defienda ante el Consejo Europeo la emisión de deuda europea en el plazo máximo de dos años

MADRID. Actualizado: Guardar
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Por vez primera, el presidente del Gobierno español acudirá al Consejo Europeo con una posición compartida con el principal partido de la oposición. Los grupos parlamentarios de CiU y PNV, que no suscribieron la iniciativa de los mayoritarios, quieren que Mariano Rajoy exija en Bruselas el compromiso de que, en el plazo máximo de dos años, se emitirán eurobonos para abaratar el coste de la deuda.

El Gobierno alemán se opone a los eurobonos con el argumento de que, sin una política fiscal común, cada país debe cargar con el sobrecoste que sus desequilibrios fiscales imponen a su deuda soberana. La canciller Merkel refleja el modo de pensar de la sociedad germana.

Un estudio de Víctor Pérez-Díaz, Juan Carlos Rodríguez y Elisa Chuliá sobre los debates suscitados en torno a la crisis en Europa, y particularmente en Alemania y España, pone de manifiesto que la solidaridad no abunda entre las poblaciones de los socios más ricos de la Europa del euro. Los autores del trabajo, editado por Funcas, han comparado datos de sucesivos Eurobarómetros. Consultas realizadas en los dos últimos años permiten comprobar que la opinión favorable a la introducción de los eurobonos es mayoritaria en los países más necesitados de que sus costes de financiación se reduzcan. En Alemania, los partidarios apenas superan el 30%.

«Siendo Alemania la principal economía europea y el estado que, de facto, habrá de otorgar credibilidad a estos títulos de deuda, es extremadamente significativo el bajísimo apoyo con que cuentan entre su población», comentan los autores, a quienes no extraña que el Gobierno alemán «siga mostrándose muy reticente al respecto».

El estudio llega a la conclusión de que en las opiniones públicas de los países con cuentas saneadas la disposición a ayudar a los países afectados por la crisis de la deuda soberana no es ampliamente mayoritario, lo que la hace un tanto frágil.

Deducen los autores que existe una separación real entre las opiniones públicas de los países «rescatables o rescatados» y las de los hipotéticos «rescatadores» respecto a las políticas de solución de la crisis de la deuda. Los estados de opinión de Alemania, Finlandia y Holanda condicionan la acción de los respectivos gobiernos. A un gobierno como el español le interesaría seguir enviando señales creíbles de que está asumiendo la responsabilidad que le toca, en austeridad y reformas. Le convendrá apelar después al interés común, vincular las acuerdos de unas áreas a otras (la financiera a la de deuda) y, finalmente, apelar, como posibles mediadores, a países que ocupan posiciones intermedias (Francia, Holanda), aconsejan.