Economia

¿Mordaza para el guardián de la competencia?

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Engendro» o «gigante con pies de barro» son algunos de los calificativos que catedráticos, abogados y economistas han dado a la futura Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), un organismo de tal tamaño y atribuciones -aún con el controvertido vaciamiento de parte de sus competencias naturales, sobre todo en telecomunicaciones y energía, que pasarán al Ministerio de Industria- que no hay parangón en el ámbito de las economías occidentales (OCDE) -el Parlamento holandés ha paralizado una iniciativa parecida y solo Estonia tiene un modelo similar-. Pero, guste o no guste, si se cumplen los plazos que maneja el Gobierno, en septiembre ya debería estar en funcionamiento.

Solo en el seno del Ejecutivo creen que unificar casi con calzador seis reguladores (Telecomunicaciones, Energía, Ferrocarriles, Postal, Aeropuertos y Medios Audiovisuales) y el órgano encargado de velar por la competencia bajo un único paraguas realmente supondrá «mercados más eficientes y competitivos», como sostuvo el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, al justificar el proyecto en el Congreso hace apenas un mes. Bueno, y en el seno de algunos de los grandes grupos empresariales también comparten su parecer, aunque no parece que sea así entre las pequeñas y medianas empresas (pymes), inmensa mayoría en el país.

Y es que este proyecto, según sus detractores, nació en parte viciado, pues entre los fundamentos que manejó el Ministerio de la Presidencia al elaborar su primer texto figura un informe hecho por la consultora PwC para Telefónica, uno de esos grupos que ven con buenos ojos el cambio y que ha tenido diversas discrepancias con la actual Comisión Nacional de la Competencia (CNC). De hecho, el tema fue impulsado directamente por la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría para pasar después a un segundo plano, lo que propició que en Ministerio de Economía se pudieran hacer algunos cambios que suavizaron, en parte, las críticas iniciales, que llegaron incluso desde el Consejo de Estado.

Sin apoyos políticos

Modificaciones que, sin embargo, la oposición en bloque -en este asunto el PP no ha encontrado aliado alguno- ha tachado de «meros aliños», que a su juicio resultan aún «totalmente insuficientes» para preservar unos reguladores «fuertes, independientes y eficaces». Así, la ponente del PSOE para este proyecto, la diputada María Jesús Vázquez, sostiene que el Gobierno pretende «poner la mordaza al Pepito Grillo de la competencia (en referencia a la CNC)», mientras que el portavoz económico del PNV, Pedro Azpiazu, alerta del peligro de una reforma que «solo» beneficia a los «antiguos monopolios, un lujo que el país no se puede permitir en plena crisis».

Que algo fallaba en el «invento» -como se refieren a la CNMC hasta los propios reguladores actuales, muy críticos con el cambio- lo demuestra que el ministro haya ofrecido a los partidos (de cara al trámite de enmiendas que se extenderá hasta finales de febrero) un cambio de cierto peso: dividir el trabajo de la nueva 'supercomisión' en una sala de regulación -«que haga todas las funciones de ordenación ex ante»- y otra de competencia -«para el control ex post de comportamientos negativos de la competencia», situando por encima un pleno que dirimiría las divergencias que pudieran existir entre ambas y también «aquellos aspectos que se consideren vitales». Se crearía así una estructura parecida, por ejemplo, a la del Tribunal de Cuentas o el Tribunal Constitucional, si bien en la nueva Comisión se pretende dividir luego el trabajo por áreas temáticas.

Otro parecido, este claramente negativo, es la «sobrecarga» de trabajo y el consiguiente retraso en sus actuaciones (meses, e incluso años) que provocará la unificación -muchos más temas y bastante menos personal especializado, con un régimen jurídico aún por aclarar y una financiación controlada por el Gobierno, que recaudará las tasas y multas que antes percibían los reguladores y la autoridad de competencia, lo que les daba mayor autonomía-, como resalta el expresidente de la CNC y ahora asesor de la Comisión Europea, Luis Berenguer, quien pone también el énfasis en que Economía, además de nombrar al presidente y consejeros de la nueva Comisión -e incluso los directores generales-, recuperará atribuciones que ya tuvo en los 90, cuando no existían comisiones independientes y la defensa de la competencia estaba en manos del Ministerio.

En un país que no llega al aprobado en competencia y «aún muy 'cartelizado' (con convenios empresariales para evitarla)» -asevera Berenguer-, existe una sensación generalizada entre los expertos de que estamos ante «un paso atrás». «La unificación traerá muchos más problemas que beneficios», apunta el catedrático de Derecho Administrativo Gaspar Ariño, incluso un posible expediente a España desde Bruselas si no cambian mucho las cosas.