ANDALUCÍA

«Un español con coche italiano, diseñado por un griego ganando en Alemania»

El piloto español, que no acostumbra a alzar la voz, bromeó sobre la victoria en el contexto político

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Al final, el deporte siempre sirve para reivindicar cuestiones políticas, salpicado cualquier evento de lo que pasa en las cámaras o en las cumbres con los líderes de turno. Al que compite se le exige siempre que honre y dignifique a su gente y sucede que Fernando Alonso ganó en Alemania, país saneado que controla y decide por los demás lo que tienen que hacer con el dinero. De inmediato, chascarrillo por el 'paddock' y broma recurrente por el que se le preguntó al campeón: «Un español con coche italiano, diseñado por un griego ganando en Alemania... ¡Está bien!», exclamó en lo alto del podio, escenario improvisado con Niki Lauda como entrevistador para las primeras declaraciones después del himno.

Alonso no acostumbra a alzar la voz, consecuente con el «piano, piano» que tanto repite. Está en una situación inmejorable en el Mundial, sólido con el maillot amarillo y con Webber y Vettel a 34 y 44 puntos respectivamente. Va eliminando las etapas que le presenta este largo camino y de momento ha sacado algo en todas, orgulloso en el ecuador del campeonato. «Estoy contento, pero quedan diez carreras. Esto no es nada», advierte. «Aún tenemos que mejorar el coche. Tenemos que ser constantes e intentar acabar todos los grandes premios». No se rinde cuando está lejos ni alza los brazos cuando se escapa, el Mundial concluye en Brasil.

Es la constancia de un piloto diferente, perfeccionista hasta el extremo. Él disfruta cada una de sus victorias, pero analiza los tiempos y se da cuenta de que al Ferrari le falta una pizca. «No fue fácil, porque puede que no fuéramos los más rápidos en seco. Pero fuimos bastante competitivos, lo suficiente para mantener el liderato. El equipo también tomó unas cuantas decisiones buenas en cuanto a la estrategia en la primera parada», sostuvo.