Miembros del movimiento 'Yosoy132', durante sus concentraciones en la capital mexicana en demanda de transparencia electoral. :: EDGAR GARRIDO/ REUTERS
MUNDO

México volverá a contar un tercio de los votos

Las autoridades electorales desligan la revisión de la insistente denuncia de fraude por parte de López Obrador

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Enrique Peña Nieto actúa ya como presidente electo de México en virtud de los resultados preliminares facilitados por el Instituto Federal Electoral (IFE), que acreditó la limpieza de las elecciones del domingo y descartó que necesiten más transparencia, como reclama Andrés Manuel López Obrador. El candidato de la izquierda no está conforme. Anunció que en cuanto estén disponibles los resultados oficiales, impugnará algunas actas por supuestos delitos de compra de votos y financiación superior a la permitida por las leyes. La pregunta inevitable es si, cuando tenga los datos definitivos en la mano, repetirá la historia de 2006. Entonces se vio despojado del triunfo por un apurado margen del 0,56% de los votos, unas 233.000 papeletas.

Hace seis años, López Obrador se declaró «presidente legítimo» y organizó protestas que durante semanas colapsaron el centro de la capital . Algunos observadores estiman que el recuerdo de aquella actitud radical le hizo perder votos en esta última consulta, en la que su partido, el Revolucionario Democrático (PRD), habría salido sin embargo reforzado como oposición.

Al quedar como la segunda fuerza clara del Congreso, tendrá capacidad de fiscalizar al Gobierno priísta y ejercer un papel democratizador en una sociedad cuyo voto otorgó al candidato del PRI, Peña Nieto, un mandato acotado. Su triunfo no fue abrumador. El 7% de ventaja sobre López Obrador equivale a 3 millones de votos.

De momento, el exalcalde del Distrito Federal insiste: «Vamos a pedir transparencia total, limpieza de todo el proceso. Vamos a pedir la revisión de actas y, en algunos casos, el recuento de papeletas». Respecto al compromiso de aceptar los resultados firmado el viernes junto a los otros aspirantes, insistía: «No nos adelantemos, esperemos».

López Obrador dice que acepta «la legalidad, la transparencia», y por eso recurrirá a las autoridades, porque entiende que éstas «tienen que dar la cara y una explicación a los ciudadanos». Reitera que «si se limpia la elección, no tengo duda y 'limpiar la elección' significa quitar todos los votos que fueron comprados, y ver que ganamos con bastante margen». Tampoco descarta pedir la anulación de la consulta presidencial.

Procedimiento fijado

El consejero del IFE, Francisco Guerrero, rechaza el fraude: «Yo no creo que la elección esté sucia, fue ejemplar. Sin embargo, reconozco el derecho del candidato López Obrador a emplear las vías legales». En esta línea, el presidente del mismo organismo, Alfredo Figueroa, avanzó anoche que podría ser necesario recontar la tercera parte de los votos, aunque insistió en que se trata de un procedimiento fijado en las normas electorales y que no se vincula con la amenaza de impugnación de la izquierda.

El abanderado del Movimiento Progresista agotará los recursos ante los organismos electorales. Sin embargo, varios analistas sostienen que el momento actual es diferente al de seis años atrás, cuando llevó su radicalismo al extremo. La izquierda mexicana, que gobernará por amplio margen el importante Distrito Federal, tendría más posibilidades si espera otros seis años.

Pero organizaciones como el movimiento 'Yosoy132' apoyan a López Obrador. Ayer, miles de jóvenes gritando consignas de «fraude electoral» rodearon la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que fue evacuada «por seguridad».

Los manifestantes sostienen que los resultados del IFE están plagados de irregularidades y advierten de que se convertirán «en la peor» pesadilla de Peña Nieto, al que «no dejarán gobernar y menos aún llegar a (residencia oficial de» Los Pinos».