Un grupo de escolares conoció ayer los detalles del hallazgo, ocurrido en 1887. :: FRANCIS JIMÉNEZ
cultura

El hombre a la sombra de la Dama

La pieza monumental fue descubierta el 30 de mayo de 1887 en Punta de Vaca y sentó las bases para la creación del Museo Arqueológico de la ciudad Cádiz celebra el 125 aniversario del hallazgo del sarcófago antropoide fenicio masculino

Cádiz Actualizado: Guardar
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Nunca ha salido de Cádiz y hasta que su acompañante femenina fue descubierta, casi un siglo después, el sarcófago antropoide fenicio masculino encontrado el 30 de mayo de 1887 en la Punta de Vaca mientras se preparaban unos terrenos destinados a albergar la gran Exposición Marítima, reinó en el Museo gaditano. Una rutilante estrella importada de Sidón que guió el impulso de la investigación arqueológica en la ciudad y en el resto de Europa. Un regalo para aquel evento que motivó su hallazgo y para toda la humanidad. Su datación fue un guiño a la consideración trimilenaria de la ciudad: 2.400 años de negrura le contemplaban.

Había en total tres tumbas, y en una de ellas se encontraba este sarcófago. No había arqueólogos trabajando allí, sí Amadeo Rodríguez, arquitecto de Diputación, administración que se encargaba de las obras. El descubrimiento fue tal, que provocó el nacimiento del Museo Arqueológico de Cádiz, preludio del actual Museo de Cádiz, que se situó en un pequeño local en el callejón del Tinte con el sarcófago como pieza más importante. Ayer, 125 años después de la aparición de esta pieza, la sede donde descansa celebraba la efemérides con charlas para escolares y visitas guiadas para el público en general. Pero ya no está solo, de hecho, lleva treinta años de reposo conjunto con una dama, mucho menor que él, más cuidada y llamativa.

«El sarcófago antropoide masculino destaca por dos factores. Primero, como objeto en sí. Se trata de una pieza monumental, una escultura griega del siglo V a. c. y, por lo tanto, de la mejor época de la estatuaria clásica. En cuanto a patrimonio arqueológico es importantísimo para España porque solo hay dos piezas de mármol de este tamaño y características en nuestro país y las dos están en Cádiz», subraya el exdirector del Museo de Cádiz y uno de los descubridores de la Dama, Ramón Corzo.

Empujón para la comunidad

Pero si algo hay que destacar de esta pieza es el empujón que dio a la investigación de la época fenicia en Cádiz y el resto de Andalucía. «Toda la arqueología ibérica se animó gracias a este descubrimiento. Sirvió para promover los estudios en Málaga, Almuñecar, Ibiza...», continúa el experto. El tesoro que guardaba el sepulcro, sin embargo, no estaba a la altura. Apenas unas cuantas joyas, restos de un sudario, vasijas y poco más.

De todas formas, su repercusión fue máxima. Un hito para la historia de la arqueología solo comparable al hallazgo que tanto ansió el arqueólogo Pelayo Quintero Atauri, el de la Dama de Cádiz. «Noventa y tantos años después, la aparición de un nuevo sarcófago, ahora el femenino, valió para la revitalización de la investigación prerromana y para originar una nueva conformación de los museos arqueológicos del país. El de Alicante, Albacete, el Nacional, el de Sevilla o el mismo de Cádiz, se transformaron a partir de entonces», recuerda Corzo. Estos dos monumentos funerarios son casi únicos en el mundo, los hay parecidos, pero de calidad mucho menor, en Sicilia. «Aunque los dos sarcófagos, el masculino y el femenino sean similares, el de la Dama es más atractivo, de mayor calidad artística e, incluso, de mayor antigüedad», comenta el exdirector del museo gaditano.

Ensombrecido por la joven, al fenicio no le rodea tanta leyenda ni literatura como a su compañera, ¿inseparable? «El sarcófago masculino ya estuvo casi un siglo solo y eso fue suficiente para formar parte de todos los libros de textos y especializados en arqueología. Ahora forman una pareja, aunque tengan edades diferentes», cuenta Corzo, que recuerda que el femenino ha salido del Museo de Cádiz en dos ocasiones para formar parte de sendas exposiciones de relevancia en Venecia y Sevilla. «Hay que tener en cuenta que hasta hace 20 o 30 años no se organizaban grandes monográficos ni traslados», puntualiza el arqueólogo.

Unidas para la eternidad, las dos piezas reposan en una sala del edificio de plaza Mina a la espera de incrementar la familia. «Tengo muchas ganas de que aparezca el tercero y el cuarto... Es previsible que en el barrio de Astilleros, si se remueve, aparezcan más sarcófagos», insiste Corzo. Daría pie, entonces, a la tercera revolución en la arqueología gaditana.