ANDALUCÍA

LA LUPA DE MONTORO

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E L ministro Montoro va camino de convertirse en hijo no predilecto de la Junta de Andalucía. Ni Zoido, que ha abanderado el nombramiento de Felipe González como hijo predilecto de Sevilla, va a poder repescarlo con tales honores pese a ser de su propio partido. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas se ha convertido en la bestia parda de la consejera de igual cartera en el Gobierno andaluz, Carmen Martínez Aguayo, de forma bastante injusta, como se vio el jueves.

El Consejo de Política Fiscal y Financiera celebrado ese día era de gran importancia para España. Debía dar credibilidad a Europa sobre la solvencia de las cuentas de las autonomías. El Gobierno representado por Montoro debía examinar a las comunidades, darles el visto bueno a sus planes para equilibrar sus finanzas de forma que garantizase que no iban a gastar más de lo que ingresasen en un 1,5% del PIB. Andalucía es la comunidad más poblada y su presupuesto es, después del de Cataluña, el de mayor volumen. Su importancia es mayúscula en el ámbito español. Pero en doble sentido. Es lógico que al Gobierno de España le preocupe que la mayor comunidad asegure su cumplimiento de la estabilidad presupuestaria. Pero también lo es que se preocupe por no dañar su imagen cara al exterior, dada su importancia.

Montoro no lo ha hecho, ni como andaluz ni como miembro del Gobierno de España. Lleva meses fustigando a la Junta de Andalucía sobre la solvencia de sus cuentas. El jueves quiso rematar la faena suspendiéndola ante los ojos de todos, quizás para justificar lo que su equipo ha venido difundiendo incluso con amenazas de intervención. Hoy ya se ha aclarado que de forma injustificada. Andalucía es de las comunidades menos endeudadas según el Banco de España. Su déficit público de 2011 superó como casi todas el 1,3% permitido, pero se quedó en la media de la tabla, con un 3,2%, por debajo de otras ocho comunidades. No engañó sobre ello. Incluso en plena campaña electoral Aguayo asumió su déficit. Hoy se sabe que Madrid y la Comunidad Valenciana, gobernadas por el PP, han dejado como mentiroso al Gobierno con el Eurostat sobre el déficit de 2011.

La Junta ha presentado un ajuste brutal de 2.500 millones de euros (ahora hay que sumarle otros 220) a su presupuesto. No habrá obra pública nueva apenas y se reduce el sueldo a los empleados públicos de forma dramática. Pero a diferencia de las autonomías del PP, se jacta de no privatizar servicios y de no despedir a empleados. ¿Es por este órdago por lo que Montoro vio solo la paja en el ojo andaluz y no la viga en el suyo del PP?

Porque de paja es sin duda la pega que le puso a Aguayo sobre el plan andaluz: Desconfiar que Bruselas pague a Andalucía el dinero que esta adelantó para infraestructuras. En lugar de presionar a Bruselas para que lo haga, Montoro sacó la tarjeta roja, sin más. Menos mal que el 'conseller' catalán Mas-Collel actuó como un juez de banda prudente y le obligó a reflexionar. Menudo penalti si no el del señor ministro. Todo por usar una lupa diferente según el color político de la comunidad.