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Objetivo conseguido

A Garzón le han pitado tres penaltis, uno injusto y dos muy injustos. No hace falta que tiren los demás

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Las escuchas fueron pedidas por la Policía, avaladas por la Fiscalía y heredadas por el juez que siguió la investigación contra la presunta trama de corrupción Gürtel, iniciada por el juez Baltasar Garzón.

En España hay decenas de jueces que han autorizado escuchas a sospechosos, que luego no han sido aceptadas en el juicio, y ninguno de ellos ha sido expulsado luego de la carrera judicial.

En la historia de la Justicia española nunca ha habido un juez al que otros jueces hayan procesado en tres ocasiones, por causas tan distintas, ni de forma tan concentrada en el tiempo.

Algunos de los jueces que han condenado a Baltasar Garzón han manifestado de manera reiterada su inquina contra este juez y han dado pruebas fehacientes -corregir un escrito de acusación de un grupo franquista- de que querían sentarle en el banquillo para echarle de la carrera judicial.

Es insostenible, como afirma groseramente la sentencia del Tribunal Supremo, que las escuchas ordenadas por un juez a unos abogados -a los que el magistrado considera parte de una trama corrupta-, y que hablan con individuos que están encarcelados, sean propias de «regímenes totalitarios». En los regímenes totalitarios, véase la dictadura franquista, se detenía a los sospechosos, se torturaba a los detenidos, se les encarcelaba sin pruebas y no había la menor garantía para ninguno de los que tuvieran la desgracia de caer en manos de unos jueces que encausaban bajo un régimen en el que no había libertad.

Se ha esperado a que acabara el segundo juicio contra Garzón, por investigar los crímenes del franquismo, para emitir una sentencia que tendría que haberse dictado mucho antes.

Llama la atención la unanimidad del Tribunal Supremo en la condena. El hecho de que ningún juez haya discrepado de la sentencia nos informa de que el delito más grave de Garzón es no tener apoyos en determinados niveles de la justicia española.

La imagen de España en el exterior queda severamente dañada con esta condena, y con el hecho de que Garzón haya sido procesado por investigar los crímenes del franquismo, lo que ha llevado a un medio serio y de referencia, como el New York Times, a decir en un editorial que hay una reminiscencia franquista en la justicia española.

Baltasar Garzón es igual de buen o mal juez ahora, que investigaba la presunta corrupción de personas relacionadas con el PP, que cuando dio el salto de encarcelar a la Mesa nacional de HB; cuando investigaba los crímenes del franquismo que cuando investigó los GAL.

A Garzón le han pitado tres penaltis, uno injusto y dos muy injustos. No hace falta que tiren los demás, el objetivo está conseguido, Garzón ya no es juez.