Tribuna

'Zapatéticos' Presupuestos del Presunto Estado

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Quien duda del concepto de nación, considerándolo discutible, lo más normal es que tampoco crea en la nación española. El que sólo cree en el viento, tampoco debe tener muy claro la trascendencia del concepto de Estado, sobre todo si acudimos a una clásica definición, la de Heller, que lo conceptúa como una unidad de dominación, independiente en lo exterior e interior, que actúa de modo continuo, con medios de poder propios, y claramente delimitado en lo personal y territorial. Nadie sensato y al que se le debe exigir atender el interés general por encima del partidista y por su puesto del suyo propio, puede firmar unos pactos como los firmados, para salvar las cuentas del Estado. Los acuerdos alcanzados con el PNV y CC, supone asistir una vez más a la actuación «coherente» del presidente del Gobierno. Porque hemos asistido sin duda alguna a la crónica de un pacto anunciado. Hace poco, ZP ponía en evidencia la unidad de España, la de la nación española y la del propio Estado, por comprometerse con el Estatuto catalán, del que se presumía sin temor a equívocos, era inconstitucional. Ahora, con la falta de transparencia que le caracteriza, quizás porque ni el mismo sabe lo que quiere, no conocemos los acuerdos habidos con los vascos del PNV y que aún no han aflorado. El daño en lo político es palpable y quizás irrecuperable. En lo económico, una vez más y siguiendo la pauta comenzada en 2007, cuando la crisis era más que evidente, formaliza unos Presupuestos cuya base fáctica, que debieran ser un cuadro macroeconómico, verosímil y ajustado a la realidad, no se sustentan, por apartarse de la realidad de los hechos económicos.

La vicepresidenta segunda reveló en el debate parlamentario su arma secreta para sacarnos con estas cuentas públicas de la crisis, «la confianza». Me pregunto ¿racionalmente es posible pensar en estos Presupuestos como fuente inspiradora de confianza, cuando el desfase de la cifra de crecimiento tiene un sesgo del 50%, en relación con lo que casi todos los analistas aseveran? Hoy más que nunca, al menos desde que estamos en el Euro, el presupuesto se ha convertido en una de las pocas herramientas a disposición del Gobierno para corregir los desequilibrios estructurales, amén de fundamentar que el compromiso asumido con la Unión Europea de minorar el déficit público, es un compromiso serio, veraz y realizable. Las Cuentas del Estado se erigen en el instrumento crucial con el que cuenta el Gobierno para encauzar la economía del país. Uno de sus objetivos debiera consistir en inspirar confianza a los operadores económicos. Esto sólo es posible siempre que la formalización de los mismos se fundamente en principios económicos generalmente aceptados y referidos a la racionalidad, eficacia, eficiencia, equilibrio presupuestario y fuente de inspiración de la necesaria seguridad jurídica. La imprevisión del cuadro macroeconómico presentado por el Gobierno debe ser encumbrado a la consideración de auténtica chapuza nacional, imposibles de creer y sustentados en la inverosimilitud de una situación a todas luces falsa y errónea. Porque insisto, el sesgo en el crecimiento entre lo previsto por el Gobierno, el 1,3%, y lo previsto por un importante número de analistas y organizaciones financieras internacionales, en torno al 0,6%, es del 50%, o sea de un error de bulto si las predicciones se cumplen.

Si observamos el componente histórico de los Presupuestos de los años que van desde el 2005 hasta nuestros días, visualizamos con toda la crudeza el mercadeo con los nacionalistas, cuyo objetivo último, pero también originario, es el desmantelamiento del Estado. El primer año de la primera legislatura de quien nos gobierna, centró el debate de los Presupuestos la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, eliminándose de esa forma el criterio de déficit cero impuesto por el anterior gobierno del PP, que suponía la exigencia del ajuste de los saldos fiscales al ciclo económico. En 2006, menudencias, si por esto se entiende una solución al conflicto entonces planteado referente al cupo vasco, saldándose con 52 millones de euros, a favor vasco y en contra del interés general, amén de una dotación presupuestaria importante para la «Y» vasca de ferrocarriles. Los de 2007, asumen el nuevo sistema de cálculo de las inversiones del Estado en Cataluña, en virtud de lo prevenido en la Disposición Transitoria del Estatuto catalán, que establece una inversión del 18,8%, equivalente al peso del PIB catalán en España. No contentos con ello y ante la inminencia electoral, se consignaron también 3.195 millones de euros, además de otros 300, consecuencia de los acuerdos habidos con otros grupos parlamentarios, al margen de los acuerdos institucionales con el Gobierno catalán. En 2008, el acuerdo presupuestario, costó otros 400 millones adicionales, consensuados en el trámite de enmiendas, como contraprestación por el apoyo a los mismos de CiU, ERC e IU. En 2009, a 240 millones de euros ascendió la tajada obtenida por PNV y BNG. Amén de ello, el PNV obtenía también las competencias en telefonía móvil y las transferencias en I+D, lo que suponía 85 millones al año, además de fondos especiales para las prejubilaciones. A finales del 2009, en pleno debate de los Presupuestos para 2010, el apoyo del PNV y CC supuso un coste adicional de 900 millones, amén del blindaje del cupo vasco. Pues bien, sigan la senda de los acontecimientos pasados, apliquen la teoría matemática de las series numéricas y llegarán a la inexorable conclusión de que lo acontecido en torno al debate de las Cuentas públicas, repitiendo una vez más el PNV y CC, es algo parecido a lo acostumbrado en el pasado.

Decía la señora Salgado que es la confianza, el concepto sobre el que vascularán los Presupuestos para 2011, además de ser clave el susodicho término para sacarnos definitivamente de la crisis. Pues bien, el mismo día y a la misma hora, aunque no en el mismo sitio, siguiendo la letra de la sevillana, la agencia de ratting Moody´s, rebajaba la solvencia del Gobierno catalán. toda una muestra de confianza. Pero es que la agencia visualizaba en su informe el siguiente escenario, que abría la posibilidad de que el Estado español tuviera que acudir en auxilio de esa comunidad autónoma. Revoloteaba en el ambiente analítico de la agencia la palabra «default». Una suspensión de pagos de esa comunidad, supone que el 25% de España se encontraría en situación concursal. Otra noticia para pensarse lo de la confianza. Todo esto es patético, hasta Zapatero, que ahora es 'Zapatético'.