Efectivos norteamericanos preparan un Predator. :: AP
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EE UU impulsa la guerra a distancia

Las incursiones con aeronaves no tripuladas permiten reducir las bajas militares en Afganistán

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«Un gato se coló en la sala de mandos, subió al panel de dirección y lo frió todo», fueron las palabras del coronel Grant Webb cuando tuvo que dar explicaciones sobre la pérdida de control de los aviones no tripulados estadounidenses en Irak, Afganistán y Pakistán en 2009. No duró demasiado y los aparatos se limitaron a volar en círculo hasta que los ingenieros de la base aérea de Creech, cerca de Las Vegas (Nevada), lograron reparar el desaguisado. Mientras el Ejército americano retira sus efectivos de Irak y se prepara el repliegue en Afganistán para el próximo verano, se refuerza la presencia de aeronaves UAV (siglas en inglés de vehículo aéreo no tripulado) sobre el terreno.

Aviones dirigidos a golpe de joystick como si de un videojuego se tratara desde bases remotas en Estados Unidos que nacieron con el objetivo de espiar desde el aire y que solo precisan de un número menor de efectivos sobre el terreno para las maniobras de despegue y aterrizaje y, ahora también, para armarlos con misiles.

La nueva estrategia americana en el frente 'Af-Pak' tiene un reflejo inmediato en la estadística de los ataques llevados a cabo por los Predator y su versión actualizada Reaper. Tan solo en 2010 el número de ataques (89) casi supera a los 95 que se produjeron entre 2004 y 2009 y septiembre fue el mes más activo con 21 operaciones, la mayor parte en la agencia tribal paquistaní de Waziristán del Norte. Un mes de récord que los expertos explican debido a la amenaza real de una acción yihadista al estilo de la sufrida en Bombay en 2009 en ciudades de Francia, Reino Unido y Alemania que se estaría gestando en el cinturón tribal que une Afganistán y Pakistán. Estas acciones son dirigidas y ordenadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) dentro de un programa paralelo al que el Ejército desarrolla en sus misiones en el extranjero.

«Con estos ataques Estados Unidos recupera el significado de la operación lanzada en Afganistán. Vinieron persiguiendo a los líderes de Al-Qaida y a los comandantes talibanes que les daban refugio, pues bien, gracias a los drones están logrando este objetivo. Al-Qaida y su capacidad operativa en el extranjero están siendo mermadas», asegura un mando de la OTAN con experiencia en la campaña afgana que ve a los drones como «la guerra del futuro ya que las opiniones públicas no están dispuestas a asumir bajas de sus soldados».

En esta línea se enmarca el próximo despliegue americano en Afganistán de helicópteros no tripulados de traslado de grandes cargas para poder reducir los ataques con minas y bombas caseras que sufren sus militares en el país, según informó en su edición digital el diario castrense 'Star and Stripes'.

En el otro lado de la moneda se encuentra la cifra de bajas civiles que provocan estas acciones y que, según informes militares americanos, podrían rondar «cerca del 10% del número total de las víctimas», aunque resulta muy complicado certificarlo debido a que no hay presencia ni americana, ni del Ejército paquistaní sobre el terreno después de cada ataque. La Fundación New America, basándose en las informaciones de diarios locales y extranjeros con presencia en la zona, cifra el número total de muertos «entre 1.210 y 1.863», de ellos «aproximadamente un 28% civiles».