PAN Y CIRCO

CABEZÓN, CABEZÓN

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Lo ha conseguido. Parecía imposible, pero lo ha vuelto a lograr. Hoy, en la sobremesa, el rugido de los motores volverá a acompañar la hora del almuerzo. Es el triunfo de la insistencia. Fernando Alonso es cabezón, por partida doble. Ese carácter testarudo e inconformista que le crucificó ante los medios en sus primeros años ha sabido transformarlo en una personalidad indómita y paciente, muy paciente.

Los problemas de Ferrari le sumieron en el ostracismo en las carreras iniciales. Desapareció hasta de la tele. Pero él sumaba esos puntos de la basura que este año podrían convertirse en decisivos. Con una tranquilidad pasmosa aguardaba a su momento, sin 'rajadas' (cuánto ha aprendido en estos años), sin excusas, sin lloriqueos.

Ahora el asturiano ha dado la vuelta a la tortilla. Con su sola presencia en este 'rush' final ha logrado meter el miedo en el cuerpo a sus rivales, mucho más inexpertos y que deben ir al límite, a veces con consecuencias nefastas para ellos. Alonso no es aún el primero, está bastante lejos de la cabeza, pero esa aura de grandeza (sin duda ayudan los dos mundiales que adornan su currículum) le han convertido en el principal favorito para hacerse con este título.

La empresa es complicada. Pero él no ceja en su empeño. Va descartando rivales como quien deshoja margaritas, y sorprendentemente ya ha superado a Vettel y Button, que tanto sonreían hace apenas unos meses. Por delante le quedan los dos grandes que hoy precisamente empezarán por detrás. Hamilton tiembla cuando huele al asturiano, y a Webber puede pesarle su inexperiencia.

La noche de Singapur puede marcar una temporada irregular en la que se ha colado un invitado que no esperaban, y es de los que te revienta la fiesta en cualquier momento. De momento ha vuelto la expectación. Y hoy, puede que regrese la ilusión.