Editorial

Paro ambiguo

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El dato del paro del mes de agosto, 61.083 nuevos desempleados, que se une a un descenso de casi 132.000 cotizantes a la Seguridad Social, es evidentemente malo porque acerca de nuevo el total de parados a los cuatro millones. Sin embargo, agosto ha sido históricamente un mal mes para el empleo por la concurrencia de factores estacionales, y, como ha recordado la vicepresidenta Salgado, en 2007, cuando todavía crecíamos al 3,7%, el desempleo creció en dicho período en 58.000 personas. En definitiva, la valoración que cabe hacer de la evolución del empleo es ambigua: el dato no es catastrófico pero mantiene viva la incertidumbre sobre el desarrollo de la crisis. Tiene, en fin, cierta verosimilitud la tesis de que podríamos estar cerca de la estabilización del desempleo, que coincidiría con el final de la recesión técnica y el principio de un crecimiento todavía muy leve. Pero aunque así fuera, no habría razón alguna para el optimismo porque ni este país puede soportar largo tiempo el desempleo actual ni es probable que el paro descienda significativamente hasta que consigamos crecer a mayor ritmo o hasta que unas reformas estructurales de gran calado nos pongan en la senda de un claro incremento de la productividad.