Francia aprovecha el suicidio croata

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Francia espera a España en los cuartos tras imponerse a Croacia por 69-64 en la eliminatoria que abrió los octavos de final de en el Palacio de los Deportes de Madrid y en el que ambos contendientes notaron la presión de un choque a vida o muerte que quedó marcado más por los errores que por los aciertos. Los galos aprovecharon el suicidio croata durante tres cuartos (dos de ellos infames) y aguantó la acometida final de los de Jasmin Repesa.

Francia comenzó el partido especialmente desafortunada en ataque y su primer cuarto, con siete puntos en diez minutos, le dejaba malparada frente a un contrario que se había mostrado también romo a la hora de acercarse al aro.

A Croacia le bastaba con una defensa bien plantada y la clarividencia ofensiva de Bojan Bogdanovic, que logró nueve puntos en el periodo inicial, para controlar con solvencia el duelo (7-15)

Croacia lo tenía claro. Balones a al alero. Con Ante Tomic, su principal referencia interior, especialmente desafortunado en este campeonato, el nuevo jugador de los Brooklyn Nets es la estrella absoluta de los de Repesa, el único faro que les guía con una luz medianamente intensa. Sólo el prometedor Dario Saric parece aportar algo más en un equipo que estaba totalmente controlado por la desidia.

En cuanto el técnico balcánico decidió dar descanso al '7' se hizo la noche en su equipo. Ukic no ayudó en la labor de activar a su equipo. Se puso el yoyó en la mano y no entendió que los suyos necesitaban movimiento de balón y no el juego estático y sin mando que aportaba su base.

El apagón fue tal que permitió la recuperación gala sin que Batum y compañía estuvieran demasiado lustrosos. Entre tanto desatino, bastaba con un poquito de interés y esfuerzo por parte de Fournier para que los de Collet retomaran el mando del partido. Los croatas repitieron la pírrica anotación de su adversario en el periodo anterior (23-22) en un choque indigno entre el actual campeón de Europa y una de las selecciones de más tradición en el Viejo Continente.

El dislate era tal que se cayó en la contradicción de que el mal juego y las constantes equivocaciones mantenían la tensión y la emoción entre bostezos de aburrimiento, a la espera de que la segunda mitad devolviera a la cancha el baloncesto perdido.

La espesura no desapareció en el vestuario, pero Francia regresó de los vestuarios con las ideas algo más claras y un ataque aseado, con Fournier como estilete. Croacia, por su parte, no encontraba un desatascador que en una tarde espesa y repleta de negros nubarrones. Con este panorama, los galos subieron el tono atrás y fueron adquiriendo una ventaja importante casi por obligación. Batum robó dos balones para alcanzar una renta que se antojaba definitiva (46-30).

Tuvo que aparecer de nuevo Bogdanovic (acabó con 27 puntos) y los croatas se colgaron de la espalda de su héroe para intentar revivir del coma en el que estaban sumidos en una remontada que no habían merecido hasta entonces. Incluso Tomic se puso las pilas y dejó de ser un gigante invisible de 2,17 metros para volver a recuperar las esperanzas perdidas (57-51).

Y cuando el poste del Barça había asumido el rol relevante que le correspondía, Repesa le mandó al banquillo en una controvertida decisión y cortaba la remontada. El enemigo parecía estar en casa para los croatas.

Sin embargo, ganaron en intensidad y en presión para colocarse a dos puntos en el último minuto (66-64). Bogdanovic, el que había cosido las heridas abiertas, falló el triple que les pudo haber puesto por delante, mientras que Heurtel metió dos tiros libres para poner tierra de por medio y dar la puntilla definitiva y el pase a cuartos a Francia.