Luis de Guindos y Soraya Sáenz de Santamaría. / Reuters
análisis

Los «presupuestos de la recuperación»

El Gobierno presenta los primeros presupuestos tras la segunda recesión que se confeccionan con una previsión de crecimiento del PIB del 0,7%

MADRID Actualizado: Guardar
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Lo había anunciado Luis de Guindos y hoy lo ha reiterado el Gobierno en todos los tonos: los presupuestos para 2014 cuyo anteproyecto de ley ha sido aprobado por el Consejo de Ministros han de considerarse los “de la recuperación”, porque son los primeros tras la segunda recesión que se confeccionan con una previsión de crecimiento del PIB del 0,7%. Una recuperación francamente conservadora en estos momentos porque algunas previsiones ya señalan que, en condiciones favorables, nuestra economía podría crecer más del 1% el próximo ejercicio.

Con todo, los presupuestos distan mucho de ser holgados, y cabalgan sobre un precario equilibrio: los ingresos previstos subirán un 2,4% con respecto a la previsión de recaudación de este año, lo que permitirá comenzar a plantear la “primera rebaja selectiva de impuestos”, en palabras de Montoro (el año próximo será también el de la reforma fiscal, que previsiblemente no entrará en vigor hasta el 2015); el límite de gasto no financiero crecerá el 2,7%, y se podrá contar con la buena noticia de que, gracias al buen comportamiento de la primar de riesgo, el gasto por intereses de la deuda bajará un 5,2% con respecto a 2012. Con todo, los recursos destinados a este fin, 36.590 millones de euros, son más que los destinados a todos los ministerios, 34.584 millones, un 4,7% menos que este año. Entre las escasas partidas que crecerán están las becas, con 250 millones más; y el gasto público en I+D+i subirá un 1,3%, hasta 5.633 millones. Por descontado, el dinero destinado a desempleo subirá un 10,3% (hasta sobrepasar los 29.000 millones).

Es también estimulante el hecho de que por primera vez el Gobierno rebaja levemente la previsión de paro: en medio punto este año y en un 0,8% en el próximo; además, el Ejecutivo piensa que comenzará a crearse empleo neto en el segundo semestre de 2014, aunque obviamente el camino que habrá que recorrer hasta alcanzar cifras manejables de desempleo será muy largo.

Con los mimbres de que dispone el Gobierno –es difícil incrementar la recaudación en plena crisis, y de hecho los ingresos por impuestos serán este año en curso más de 2.300 millones menos de lo previsto- no se puede hacer mucho más, teniendo en cuenta que hemos de respetar el compromiso de la deuda. En todo caso, es doloroso e injusto que los trabajadores del sector público sigan viendo caer sus salarios. Y desde luego, se echa en falta una mayor audacia en la generación de estímulos que, por vía presupuestaria, acentuasen la tendencia positiva de la actividad económica, que queda vinculada por entero al comportamiento del sector exterior y a la coyuntura internacional. En estas condiciones, con la inversión pública reducida a valores simbólicos, cualquier resfriado alemán o europeo podría frustrar estos primeros brotes verdes que se están produciendo.

En definitiva, el Gobierno sigue fiando la recuperación a los supuestos efectos positivos de la ortodoxia presupuestaria, por completo dependiente de la política monetaria que dicte el BCE y de comportamiento de los mercados. Hay poco margen para hacer otra cosa, aunque habría que valorar si el conseguir unos mejores y más rápidos resultados –en el empleo, sobre todo- no justificaría correr ciertos riesgos.