'caso bárcenas'

Los diputados 'okupan' el Senado

Las obras en el Congreso obligan a trasladar a la Cámara alta uno de los debates más importantes del año

MADRID Actualizado: Guardar
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La de hoy es, como mínimo, una inusual sesión del Congreso por el dónde, el cuándo y el porqué se celebra. El Senado se ha trasmutado esta mañana en Cámara Baja, un disfraz que le ha otorgado una actividad más allá de la acostumbrada. A diferencia de lo habitual, los asientos de los senadores han sido ocupados hoy por diputados, desalojados de su habitual punto de encuentro por las obras que se alargarán en el Congreso hasta el 1 de septiembre. Y es que nadie contaba con que sus señorías fueran a reunirse un 1 de agosto. Pero la actualidad manda, y el 'caso Bárcenas' también.

Sea como fuere, la operación salida ha tenido su reflejo en los pasillos del Senado, adonde muchos de los diputados han acudido acompañados de sus maletas con el fin de no perder de sus vacaciones un minuto más del necesario.

La importancia de la cita, con peticiones de dimisión al presidente sobre la mesa y una moción de censura sobrevolando el ambiente, fue pareja al interés de los medios. Cámaras, micrófonos y portátiles han inundado unos pasillos del Senado poco acostumbrados a tanta actividad.

La tribuna del hemiciclo ha registrado el lleno con todas sus butacas ocupadas y buena parte de sus escaleras también. Entre las visitas han destacado dirgentes del PP, con la secretaria general María Dolores de Cospedal y la alcaldesa de Valencia Rita Barberá a la cabeza. La que más ha gesticulado ha sido la primera, sobre todo cada vez que el secretario general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha desgranado la relación, en este caso por mala, entre la presidenta de Castilla-La Mancha y el extesorero del PP.

Abajo, en la arena, el Senado también se ha parecido al Congreso. La paz solo ha durado un minuto. El de silencio que dedicaron los diputados a las víctimas del accidente de Santiago. Sus señorías han traído consigo a la Cámara alta sus modos más bruscos de los que en ella normalmente se despliegan: aplaúsos cerrados al jefe de filas e interrupciones al contrario. Una técnica en la que, por simple cuestión aritmética, siempre gana el PP.