Ferrer se lamenta tras ver el 'Ojo de Halcón'. / Afp
TENIS | miami

Murray frustra el gran torneo de Ferrer

El alicantino luchó con bravura y llegó a tener una bola de partido, pero cayó en la final de Miami en el ‘tie-break’

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David Ferrer luchaba contra la historia (ningún tenista español había ganado el torneo de Miami) y su historia (el alicantino solo tenía en sus vitrinas un Masters 1.000 y había perdido las doce finales que había disputado ante jugadores del ‘top 5’), y un punto le separó de la gloria. Una sola bola que entró por el grosor de una uña, un intercambio que paró Ferrer y que le hundió. Así terminó su torneo, con mal sabor de boca por haberlo tenido en la mano y con la sensación de que difícilmente volverá a tener una oportunidad igual. Pese a todo, este lunes David Ferrer será el nuevo número cuatro del mundo. Un mal menor después del soberbio torneo que ha completado el español, que se dejó la final por 2-6, 6-3 y 7-6 (1) ante Andy Murray, el flamante número dos de la ATP después de la victoria en Florida.

Pese a la derrota, ‘Ferru’ es un modelo a seguir. Limitado por un físico mucho menos apropiado para el tenis que el de sus rivales en lo más alto de la clasificación, lo contrarresta con piernas y, sobre todo, con una mente a la altura de muy pocos. Así empezó su partido, a la perfección. Tras levantar un 15-40 en el primer juego del choque, dos roturas de servicio le pusieron con una clara ventaja que hacía justicia. Ferrer era una trituradora. El punto iba de lado a lado, de la derecha al revés, al tiempo que el británico no veía ningún agujero.

En el muro del de Jávea no había fisuras. Apretaba a la perfección con la derecha, sujetaba sin problemas a Murray con el revés y tenía una facilidad pasmosa para cubrirse con su ‘drive’ y herir a su rival. Era su partido. Mejor dicho, era el encuentro soñado. Mientras, Murray caminaba desesperado y enfadado consigo mismo. Luchaba contra sus golpes que ni de lejos se acercaban a su mejor nivel. Fruto de esa desesperación y de la ‘pájara’ que tenía encima llegó la doble falta que le sirvió la manga al español.

El ‘Ojo de halcón’ cambió todo

Con inteligencia y tres roturas de servicio en su haber el nuevo número cuatro del mundo ya había cerrado la primera manga por 6-2. Ferrer volaba sobre la pista. Le daba igual que Murray lo moviese. Siempre tenía un golpe más, un pasito de sobra para llegar y contrarrestar al segundo cabeza de serie en Miami. Pero el británico solo podía ir a mejor. Totalmente desaparecido en la primera manga, una temprana rotura de servicio le impulsó en el segundo. Ferrer dio un pasito hacia atrás y Murray cogió la iniciativa del punto. Mal para el alicantino; idóneo para su rival.

El encuentro avanzaba prácticamente sin tiros ganadores. El desgaste mental y físico iba poco a poco erosionando a ambos, aunque el escocés parecía ligeramente más cómodo. Y después de que Ferrer se desfondase e hiciese un esfuerzo hercúleo para hacer el ‘break’ e igualar el partido a cuatro, Murray contrarrestó a la perfección y cerró la manga.

El cansancio llevó a ambas cabezas a fallar más de la cuenta. La tensión aumentaba al mismo ritmo que los errores no forzados. Los puntos se eternizaban. Los fallos decantaban los juegos. El desgaste era máximo. Todo ello explica que la inmensa mayoría de los juegos del tercer parcial fuesen roturas de servicio. Los dos eran incapaces de cerrar su saque. Los restos podían con los servicios. Ambos jugaban más con el corazón que con la cabeza. Murray y Ferrer se consumían jugando al límite. Los ocho ‘breaks’ en los diez primeros juegos del acto definitivo demuestran la dureza mental del encuentro y lo extraño del duelo. Y llegó la bola decisiva. Una derecha profunda que paró Ferrer. Un golpe que decidió el ‘Ojo de halcón’, que entró por el grosor de un pelo y que sentenció al español. A partir de ahí solo hizo un punto de once. Ahí se frustró el sueño de David Ferrer.