Fútbol | Primera División

El Madrid, malacostumbrado y sin espíritu

Diego López, con Casillas fuera de la convocatoria, evitó al final la derrota frente a un Zaragoza entusiasta que mereció más

MADRID Actualizado: Guardar
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Tan malacostumbrado como está a no dominar y a no ejercer su superioridad sobre un rival inferior, aunque el entusiasta Zaragoza fuese un muy digno enemigo, el Real Madrid también perdió dos puntos fuera de casa, porque además de carecer de fútbol y ocasiones, los blancos ni siquiera reaccionaron al final en busca de la victoria. Era más necesaria para el Zaragoza amenazado por el descenso que para este Madrid que se ha desenganchado hace tiempo de la Liga y que en La Romareda careció incluso de espíritu, como el que demuestra también Mourinho en este engorroso campeonato. Esta vez, pese a que Cristiano volvió a marcar por tercer partido liguero consecutivo, al Madrid que solo piensa en la ‘Champions’ no le salvó el crack portugués. Quien lo hizo, para sumar un solo punto, fue Diego López, porque el Madrid estuvo a punto incluso de perder en el tramo final. El Zaragoza fue capaz de plantarle cara al poderoso Madrid y mereció más ante un decepcionante conjunto blanco. Con Casillas ya con el alta médica pero fuera de la convocatoria porque así lo quiso su enemigo Mourinho, fue Diego López, ya titular indiscutible para el técnico, el que evitó un fiasco mayor del equipo madridista.

Pese a su mal encuentro, no necesitó sin embargo mucho el Madrid para empatar antes de terminar su gris primera parte. En un intento de pase de Higuaín, la asistencia a Cristiano no fue del argentino, sino de la defensa del Zaragoza, que perdió un balón dividido ante el portugués y Roberto hizo el resto. Quedó algo tocado el equipo de Manolo Jiménez con el empate, pero aun así, la zaga del Madrid, con tantas dudas, permitió otro par de ocasiones a los locales, que habían aflojado por entonces el altísimo ritmo impuesto desde el primer minuto. El Zaragoza salió decidido a dar al Real Madrid la misma medicina que los blancos suelen emplear: solidez atrás, robos de balón y velocidad a la contra para aprovechar los grandes espacios del rival. Así llegó el 1-0, con una pérdida de Modric, otra vez de bajón y acompañado en el pivote por un insulso Essien, que no vale ni para crear ni para contener.

El Madrid echaba de menos el equilibrio y los pases en diagonal de Xabi Alonso y la clase y clarividencia de Özil, porque en el puesto del alemán en la mediapunta, Kaká, pese a sus intenciones, estaba otra vez desaparecido, desaprovechando el brasileño otra oportunidad. Y en un duelo en teoría sencillo, aunque el Zaragoza, con su presión y su orden defensivo, no se lo pusiese fácil a los blancos. Sin capacidad para elaborar, y mucho más con una pareja de mediocentros tan débil, el Madrid ya fue ligeramente superado por el Zaragoza en una primera mitad en la que los locales perdonaron. Sin embargo, sin apenas jugar y llegar, los de Mourinho tuvieron tres en la primera mitad, metieron una, otra la sacó bajo palos Loovens en un cabezazo de Pepe (a balón parado) y la última, previa al descanso, se la sacó Roberto a Essien. Esa ocasión del ghanés era una muestra de la desorganización del Madrid, que aunque intentaba equilibrar la intensidad del rival, jugaba a arreones en ataque. Otra fue que Xabi Alonso salió a calentar cuando solo se llevaba media hora.

Como suele ocurrir cuando no hay fútbol y el Madrid va a trompicones, siempre está Cristiano atento a cualquier posibilidad para intentar ser determinante, y cerca del descanso se aprovechó del descontrol de la defensa maña para, desde la banda izquierda, sorprender con la zurda a Roberto, que podía haber hecho más. En la reanudación el portero del Zaragoza tuvo una intervención milagrosa ante el goleador madridista, y en la misma jugada, a Marcelo, con toda la portería suya, le pudo el ansia y la mandó al palo. Ahí pudiera haber sentenciado el Madrid, porque a pesar de que Cristiano apareció muy poco, más bien nada tras el descanso, pareció que el Zaragoza iba hacia abajo, temeroso ante las embestidas blancas. Sobre todo, en cuanto Mourinho hizo un triple cambio para sacar, aparte de a Khedira, a Özil y Di María, pero no hubo cambio de cara. El partido se fue inclinando por momentos hacia el campo local y parecía imposible que el Zaragoza pudiese mantener el empate. Sin embargo, el Zaragoza recuperó el ánimo y los errores defensivos visitantes hicieron emplearse a lo grande a Diego López, como dos paradones que le hizo a Hélder Postiga cuando el Zaragoza decidió apretar y el Madrid volvió a relajarse. Otra muy mala costumbre suya.