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Malí: Empieza lo difícil

Islamistas, cuyas posiciones fueron bombardeadas por las fuerzas galas, anuncian que golpearán "en el corazón de Francia"

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Qué sucederá si los combates en Malí tienden a prolongarse? ¿Entiende París avanzar hacia el norte y reconquistar Gao, Tombuctú y Kindal? ¿Exigirá esa victoria el despliegue de guarniciones permanentes? ¿Qué se puede esperar de los vecinos franceses y francófilos?

Las preguntas ya están en el aire político y remiten a respuestas solo hipotéticas: a) la potencia de fuego y la llegada de refuerzos debería hacer posible más pronto que tarde la recuperación de las tres ciudades en poder de la rebelión; b) como en tantos precedentes, debe haber alguna clase de reordenación del escenario político… hipótesis en la cual no habrá una solución satisfactoria… sin la participación de Argelia.

Esta última anotación, tan clara y tan relevante, fue expresada por el general Carter Ham, jefe del “Africom”, el Mando de las fuerzas armadas norteamericanas para África, creado hace cinco años y medio y con base en Alemania. Ham pasa por ser un realista pragmático y, como tal, participa de la extendida opinión de que Argelia es el indispensable actor regional en escena.

La reticencia argelina

Un vistazo a un mapa ahorra muchas palabras. Es el gran Sáhara que abarca casi todo el profundo sur argelino, desde Mauritania hasta Níger y la línea de unos 1400 kilómetros teórica, recta – como todas las trazadas por las potencias coloniales en el reparto del XIX – e interminable fija la frontera con Malí : es la gran provincia argelina de Tamanraset, una ciudad clave porque, junto a sus cien mil habitantes, dispone de una joya regional: un excelente aeropuerto.

Allí, hace menos de dos meses murieron en una emboscada once gendarmes argelinos a manos de la Aqmi (“Al-Qaeda del Magreb Islámico), no lejos de Tinzauatín, el último confín habitado antes de pisar la frontera. Esto dice bastante sobre la incompatibilidad argelina con al-Qaeda, pero también ayuda a comprender ciertas cautelas en Argel ante algunos análisis occidentales ajenos a las realidades sobre el terreno.

Es útil en este sentido recordar ahora que cuando Hillary Clinton visitó Argel el uno de noviembre pasado y se reunió allí con el presidente Buteflika, la parte argelina expresó algo más que reservas sobre una intervención foránea en Malí y obtuvo del lado americano que el comunicado conjunto distinguiera entre la crónica reivindicación tuareg y los radicales de al-Qaeda. Hay incluso algo más: en Argel, cuyos servicios secretos son poderosos y una leyenda en la vida política argelina, distinguen también matices entre Aqmi y “Ansar al-Din”, el otro brazo islamista de la rebelión que, por cierto, tiene tantos combatientes extranjeros como malienses si no más.

Cautelas universales

Con estos precedentes, la declaración del general Ham era todo menos arriesgada o extravagante. Sin Argelia será difícil alcanzar algo parecido a una normalización, aunque la fuerza francesa en acción y los refuerzos africanos que irán llegando poco a poco podrán aislar el conflicto y dejar la capital, Bamako y el llamado Malí útil, al abrigo de los rebeldes.

Nadie, salvo algunos periódicos argelinos, siempre nacionalistas, invariablemente anti-franceses haga lo que haga París, está censurando la conducta francesa, que dispone de cobertura real del Consejo de Seguridad de la ONU (que podría suscitar alguna polémica sobre calendarios de aplicación pero no sobre su fondo y que Rusia y China no discuten), pero tampoco hay entusiasmo y la cautela reina por doquier.

La OTAN hizo saber hoy que saluda la intervención en Malí contra los grupos terroristas y los esfuerzos internacionales en pro de la aplicación de la resolución 2085, pero añade que el asunto no se ha discutido en la Alianza (…) y que ésta no está involucrada en la crisis. ¿Francia, pues, sola? No exactamente, pero sí primordialmente y con el presidente Hollande en una situación incómoda, aunque su opinión pública respalde su conducta.

En este contexto lo lógico es que París limite el esfuerzo a contener la ofensiva (lo que en parte ha conseguido ya), acelerar la llegada de contingentes africanos y restaurar algo de orden y eficacia en las filas del ejército maliense, varias de cuyas mejores unidades parecen haberse rendido apenas empezado el combate el jueves pasado…