Xavier Gabriel Lliset, dueño de la Bruixa d'Or./ Archivo
lotería de navidad

Xavi Gabriel, el brujo lotero

Constante y confiado en sí mismo, ha hecho de la Bruixa d’Or el primer despacho global de lotería

MADRID Actualizado: Guardar
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“Nada es imposible”. Este lema ha permitido a Xavier Gabriel Lliset, (Sort, 1957), mirar a la vida con confianza y optimismo suficiente para levantar cabeza tropiezo tras tropiezo. Dos veces se arruinó y remontó el vuelo, hasta convertirse en el brujo lotero. Cuando nadie daba un duro por él, hizo de la Bruixa d’Or el despacho de lotería más vendedor de España y el más famoso del mundo. Es el primero realmente global, el que más factura y uno de los pocos que ha repartido millones a espuertas en premios.

En vísperas de un nuevo sorteo de Navidad, sigue con la mente a mil por hora y espera cumplir “más pronto que tarde” su penúltimo desafío, convertirse en el primer turista espacial español a bordo de una nave VSS Enterprise, de Virgin-Galactic, empresa del que se ha hecho socio. “Me trataron como un loco cuando con menos de treinta años me puse a hacer las que no hacía nadie. Luego me felicitaron. No estaría mal que lo hubieran hecho antes” ironiza Gabriel, hijo de estanqueros y cuya trayectoria empresarial se analiza hoy en las escuelas de negocios.

Renunció a un trabajo seguro en la banca para probar suerte en varios negocios y convertirse en “el loco” que introdujo los deportes de riesgo y aventura en la deprimida comarca ilerdense del Pallars Sobirà de la que es originario. Pronto convirtió el río Noguera Pallaresa en una autopista del rafting e importó el puenting. Le llamaron loco de nuevo cuando, tras un golpe de timón y el primer gran revés empresarial, partió peras con sus socios y decidió poner toda su energía en el despacho de loterías de su apartado pueblo de la montaña de Lérida. Funcionaba desde 1986, pero Gabriel sabía que el nombre de Sort era la llave del crecimiento y el futuro. Lo demostró colocando a Sort en el mapamundi a través de una brujita dorada que da nombre al mismo despacho que antes se llamó ‘Stop’ y ‘L’estel’.

El éxito le acompañó y llegaron pronto los premios. El fenómeno de Sort corrió de boca en boca y saltó periódicos y teles de todo el globo. Pero también le dijeron que estaba zumbado cuando en 1995 empezó a vender lotería por Internet. Dio en la diana de nuevo y mostró el camino a todos los demás loteros. Su primer pelotazo llegó por la Red, el Gordo al 42.473 que vendió por internet a medio mundo. Desde entonces ha repartido casi mil millones en premios.

“Me empeñé y lo conseguí”. “Hay que arriesgar, vencer los miedos, vender tus ideas, ser agresivo y convencer” es el mantra de este decidido emprendedor, un risueño fumador de puros que asegura que su trabajo es “entrar en las familias y darles premios”. También reparte suerte de otra manera, a través de una iniciativa de acción social llamada, cómo no, La Bruixa d’Or que ayuda a críos con enfermedades raras.

La llave para ser 'el mejor'

No piensa bajar el pistón y acomodarse. “Lo mío es meterme en líos” admite. “Si eres perseverante y constante, optimista e ilusionado, conseguirás lo que te propongas”, reitera. No tiene miedo al fracaso y esa es quizá la llave de su éxito. “Sólo me he arruinado dos veces. Estoy orgulloso, pero intentaré que no llegue la tercera. Se hace duro volver a empezar, pero si hay que hacerlo lo haremos” dice.

Xavi Gabriel se propone además ser el mejor en cada proyecto que emprende. “Ser el primero es la llave para ser el mejor, aunque quizá sea más importante ser el primero que ser el mejor”. “Si eres el primero tendrás opciones de ser el mejor. Todos recordamos a Neil Armstrong, pero nadie se acuerda de quien fue el segundo que pisó la luna. Como empresario, las cosas son también así” plantea. Quizá por eso su penúltima aventura empresarial es una fábrica de turrones que abrió en pleno verano. Hace nada, en plena crisis, subió el sueldo de sus empleados en vez de bajarlos, “un error que comete todo el mundo”. Lo dice alguien capaz de ver “oportunidades en la crisis, además de depresión y miedo”.

¿Conseguirá ser el primer turista espacial español? “Ha habido retrasos, pero estamos en ello”. Lejos de ser una pedantería de nuevo rico, para Gabriel es “otra oportunidad de negocio”. Ha desembolsado, de momento, un cuarto de millón de euros, pero lo ve como “una campaña de marketing muy barata”. No en vano asegura tener ya patrocinadores que le ofrecen cinco veces lo que cuesta el viaje. No dude nadie que este hijo de Sort divisará más pronto que tarde su ‘valle de la suerte’ desde la estratosfera. Quizá desde las alturas espaciales atisbe su próximo negocio.