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El envejecido Chelsea levanta la Copa

Agarrado a individualidades como Droga, Mata y Ramires, superó a un Liverpool que solo inquietó cuando vio todo perdido y recurrió a Carroll.

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Sin grandeza pero agarrado a sus mejores individualidades, como Ramires, Mata y un Drogba capaz de lograr el récord de cuatro goles en cuatro finales, el Chelsea se coronó campeón de la Copa inglesa ante un Liverpool vulgar que solo reaccionó cuando se vio perdido y entró Andy Carroll al césped de Wembley. Juan Mata, de menos a más, igual que todo su equipo, ya presume de un título como líder de un bloque que hace unos meses parecía haber tirado la temporada y ahora puede conquistar un doblete extraordinario si se impone al Bayern Múnich en la final de la 'Champions'. Es un equipo aburrido pero competitivo, en el que Fernando Torres no jugó ni un segundo ante sus ex. Lo celebró al final el madrileño, ya que al fin y al cabo es su primer título con el cuadro de Stamford Bridge, pero su cara durante el partido era un poema. Di Matteo se convierte en el tercer técnico italiano que conquista la FA Cup de forma consecutiva, ya que antes lo hicieron Ancelotti, también para los 'blues', y Mancini, al frente del Manchester City. Con este título, el Chelsea ya suma siete, los mismos que el Liverpool y el Aston Villa, y solo superado por los 11 galardones del Manchester United, 10 del Arsenal y ocho del Tottenham.

Los emotivos prolegómenos de toda final británica, un compendio de tradición, elegancia y organización minuciosa, dieron paso a un partido plomizo entre dos equipos más físicos que técnicos, con más miedo al fallo que deseo de sorprender. Dentro de la mediocridad y el respeto generalizados, el Chelsea fue más autoritario y sólido al principio, aunque el final se agarró a un Cech inmenso. Un bloque con poco fútbol en el medio del campo pero superior a los 'reds', donde algunos jugadores no dan la talla para competir en un club tan histórico.

Emoción solo al final

Hasta que el Chelsea reculó para mantener su renta, sobresalió Mata. Por su calidad técnica, su versatilidad y su inteligencia para el manejo de los espacios y los tiempos. Actuó de enganche y por el asturiano pasaron casi todas las transiciones de los londinenses. De sus botas nació el gol que abrió ligeramente el choque, a los 10 minutos. Asistió a Ramires, muy mal defendido por el valenciano José Enrique, y acertado en el tiro seco final que sorprendió a Pepe Reina por su palo. Y muy poco más en un primer tiempo anodino. El Liverpool solo era capaz de generar algo de fútbol cuando Gerrard venía a recibir. Pero entonces se veía huérfano de fútbol por delante. Solo una volea del galés Bellamy, que desvió Ivanovic para corregir su error en el despeje anterior, generó cierta inquietud a Cech.

El Liverpool precisaba algún cambio en el descanso para seguir respirando. Pero Kenny Dalglish tardó en recurrir a Carroll y retrasar a Gerrard para organizar al equipo. Cuando al fin lo hizo, ya tenía el duelo casi imposible. Lampard mostró su jerarquía, dio un gran pase a Drogba y el marfileño exhibió su condición enorme delantero. Le dejaron controlar y enseguida la cruzó lejos de Reina. La final parecía resuelta pero Bosingwa se encargó de darle emoción al perder un balón en el lateral. Carroll se revolvió y halló hueco para un gran zurdazo.

El gol no era fruto de la mejoría 'red' pero sí elevó su autoestima y le permitió crecer en el tramo final. Fiel a ese estilo cicatero que le caracteriza, el Chelsea se atrincheró. A base de balones bombeados, el Liverpool rondó el empate. Pudo llegar en un cabezazo de Carroll, tras gran centro de Suárez, que desvió Cech al larguero en una parada impensable. Reclamaron gol los del Mersey, pero dio la sensación de que el balón no entró. Los minutos finales, con un equipo a la heroica y otro tan cerrado como en el Camp Nou, valieron por toda la final.