Anni B Sweet, CANTANTE

«Me ralla el paso del tiempo»

La artista malagueña abre las puertas de su casa en Madrid días antes de lanzar 'Oh, Monsters!', su esperado segundo disco

MADRID Actualizado: Guardar
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Lleva menos de un año viviendo sola en un céntrico apartamento de Madrid. Dice que aún lo está decorando... pero ya lo ha hecho suyo. Se nota en los instrumentos y «cacharros» musicales que se reparten por todo el salón en un caos ordenado. En los sombreros que se amontonan a un lado de la estancia. Y en esa maleta que no guarda porque seguro que pronto tendrá que volver a utilizar. La última vez fue hace unos días, cuando se escapó a Málaga para ver a su familia. Anni B Sweet abre las puertas de su refugio -«donde más respiro»- cuando faltan horas para que salga a la luz su esperado segundo álbum, un trabajo donde la chica dulce de la música descubre su lado más oscuro.

El nombre da una pista: 'Oh, Monsters!'. La malagueña, una de las voces del panorama indie con más proyección internacional, saca a la luz en forma de canciones sus monstruos personales, sus miedos y sus preocupaciones. No los esconde. Sentada en el chaise longue de su sofá -«es muy cómodo», confirma- habla de ellos con una cercanía y una sencillez que no se estilan en el frívolo mundo del espectáculo. «La música me ha salido de forma tan natural que a veces pienso que se puede acabar pronto. Y si, y si... Eso soy yo, un 'y si'», cuenta.

Su carné de identidad certifica que acaba de cumplir los 24 años, pero Anni se confiesa «rallada con el paso del tiempo». «Como me tire un rato en casa pensando... la que lío no es normal. Me pongo a darle vueltas a todo, a cómo he cambiado yo. Te encuentras con situaciones nuevas reaccionando de una manera diferente. Y dices, ¿y esto? ¿Si yo no era así hace un año? ¿Qué pasa?», se pregunta.

Algunos palos

Le ha ocurrido con las relaciones de pareja. Eso de enamorarse locamente de un chico y darlo todo por él ya no le pasa. «Y más cuando ya te han dado los palos que te han dado... Voy con el escudo», asegura.

-¿Tantos le han dado?

-A lo mejor no muchos, pero para mí eran muy gordos. Está bien, ha sido una lección. Yo me he hecho fuerte y ahora es todo lo contrario: no hay quien me haga daño. Hacen falta esas cosas también para darte cuenta. Es difícil que una persona salga intacta toda la vida.

En cualquier caso, Anni se lleva bien con su «tormenta interior». «Hay veces en las que me siento cómoda en esa oscuridad y en esos momentos de bajón», reconoce. Además, la tristeza «da mucho más que hablar que el estar alegre».

Conforme avanza la conversación su nombre cobra sentido. Anni B Sweet es un imperativo, una orden: 'Anni se dulce'. En apariencia lo es. Se ve una chica frágil, de voz suave y figura delgada. Pero las cosas no son lo que parecen. «Cuando llevas un rato hablando conmigo y sale un tema profundo, empiezo a sacar la parte más oscura», advierte la joven.

Ese lado menos visible está en los catorce temas que componen 'Oh, Monsters!', a la venta el martes 24 de abril. En su segundo trabajo Anni B Sweet ha vuelto a hacer lo que ha querido, pero matiza: «Sí, haces lo que quieres, pero una semana después a lo mejor quieres otra cosa y a la siguiente otra...».

Por eso, la joven ha intentado no dejarse llevar «por otras ralladas» y ha sido fiel a lo que sentía cuando compuso cada tema. Luego, en el estudio, le ha dado a cada uno lo que pedía. Y eso es «lo friki del disco, que hay mucha diferencia entre un tema y otro». Si una canción suena sesentera, la otra es más electrónica y la de más allá «roquerísima». Y todas, de nuevo, en inglés. No se ha atrevido a lanzar sus creaciones en castellano... pero lo hará. En tres meses, la malagueña promete publicar un EP con temas en español. «Ya que estamos sacando miedos, ahí va uno más», anuncia.

El título 'Oh, Monsters!' surgió de forma espontánea, de una conversación con el productor que mezcló el álbum en México, nada menos que Phil Vinall, con grupos como Radiohead, Placebo, Pulp, Zoe o Fangoria en su currículum. Vinall escuchó un tema muy complejo y soltó: «`A ver qué hago yo con este monstruo!». Y Anni se quedó con la palabra: corta, directa y relacionada con esa oscuridad que reflejan sus composiciones. En dos días se escuchará el resultado, del que solo se ha avanzado el single 'At Home'. Está nerviosa. «He hecho todo lo que me ha salido a mí de dentro, pero si eso no encaja con lo que siente la gente en este momento... se queda ahí», reflexiona. Necesita conocer ya la reacción del público para «respirar tranquila».

Por todo el mundo

Las canciones cobraron forma entre su apartamento madrileño y los «muchos paseos» que se dio por el mundo con 'Start, Restart, Undo' (Subterfuge, 2009). Desde Argentina y México hasta Japón -donde disfrutó de su pasión por el sushi-, pasando por buena parte de Europa. Su primer disco se ha publicado en países tan dispares como Francia, Alemania, Holanda, Austria, Polonia, Suiza, Japón, Taiwan, Australia, Canadá, Dubai y México.

Fue una época de éxito sobrevenido e inesperado, de una buena noticia tras otra en lo musical, pero también de una «soledad acompañada» que en ocasiones le vino grande. «Siempre viajas con alguien y allí te llevan y te traen... pero luego te sientas en el hotel y te ves muy pequeñita en Japón o en cualquier lugar del mundo. Y dices soy un puntito en el planeta y estoy aquí sola», admite.

De tener una vida «tranquila» en su Málaga natal y de ser una estudiante más en Madrid, pasó a pisar escenarios de medio mundo. Fue una «locura».

-¿Y ha encontrado ya la cordura?

-Creo que aún no, estoy un poco desequilibrada por todos lados (risas). Espero que me la dé la gente cuando escuche mis canciones.

Hace cinco años no podía ni sospecharlo. Ser cantante no entraba en sus planes. «Nunca me vine a Madrid pensando que esta era mi oportunidad para enseñar mi música», reconoce. De hecho, dejó su casa con 19 años para estudiar Arquitectura en la capital. Pero su etapa universitaria no duró mucho. El tiempo suficiente de que un amigo escuchara su voz y le animara a cantar en un bar de Madrid.

A partir de entonces, todo salió rodado y nació Anni B Sweet. «Pasó sin darme cuenta, vas viendo todo borroso. No tienes ni idea de lo que ocurre, no sabes cómo van las entrevistas, las radios, la tele, el público, los blogs... Antes era yo la que escribía al artista que me molaba, y de repente estaba al otro lado».

Ahora, la malagueña hace «viajes relámpago» a Fuengirola cada vez que puede para ser simplemente Ana, caminar por el paseo marítimo y descansar. «Allí no hago nada de lo que hace Anni. `Y mi madre me tiene como una reina!», exclama con una enorme sonrisa. Y es que se le ilumina la cara cuando menciona a su familia, a sus cuatro hermanos y a su sobrinita, que la tiene loca. Dice que encontrarse con ellos «es ver una luz de repente».

El horizonte

Los echa «un montón» de menos, como a la «humedad de Málaga, sus noches cálidas, el mar...». «Sobre todo, el poder mirar al horizonte y verlo todo abierto». Porque aquí, en Madrid, lo que se divisa desde su salón es un edificio de más de diez plantas coronado por la palabra 'Hotel'. Aunque también tiene su belleza. «Mola un montón de noche y cuando cae la tarde se refleja el atardecer en el ventanal y se ve naranja. Es superbonito... pero no se abre como Málaga», aclara.

Pronto volverá a visitar a los suyos. El 28 de abril, en el marco del Festival de Málaga. Cine Español, ofrecerá un acústico en la carpa de la Fnac (18.30 horas). Se accede con invitación:dos entradas por cada disco de 'Oh, Monsters!' que compren. Y el 6 de julio, después de haber cruzado el país, se hará acompañar de su banda para levantar el telón del Teatro Cervantes.

Aunque «flotando» de un lado para otro, con la música a todas partes, Anni B Sweet tiene los pies en la tierra. Vive la crisis de cerca. «Ser músico es un trabajo más y muy jodido, con un montón de horas invertidas en ello. Y como todo en España, está en crisis», asegura. A diferencia de lo que ocurre en el extranjero -dice- aquí la gente «prefiere salir y tomarse un par de cervezas para olvidar los problemas que pagar 20 euros para un concierto... y dejar la cerveza». Lamenta la falta de estímulos que hay para los jóvenes de su generación, y critica duramente la televisión de hoy. «Cada vez ponen programas más mierdas y alejados de la realidad. Es bastante triste», se queja.

Es clara. Pese a la vorágine de actuaciones, entrevistas, promoción y viajes en la que vive, Anni nunca ha dejado de ser Ana López. No va de estrella. Se ha puesto mona para la entrevista -pantalón tobillero de cintura alta y camisa- «pero si no, iría con vaquerillos y camiseta para estar cómoda». Es una chica normal con un punto de timidez que no oculta. «¿Me puedo poner de perfil? Me da vergüenza de frente», le explic