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El Madrid se agarra a la clasificación, pero Mourinho pierde crédito

«Sería un error señalar a cualquier jugador», responde Sergio Ramos después de que el técnico responsabilizase a Xabi Alonso, por no meter el pie a Messi en la jugada del 1-1

MADRID Actualizado: Guardar
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Consiguió cambiar la tendencia de la Liga y convertirse en favorito al título con sus 10 victorias consecutivas en el campeonato y los seis puntos de ventaja, pero han bastado 90 minutos para que el Real Madrid regrese a la cruda realidad y Mourinho haya perdido una parte importante del crédito que se ganó a ritmo de récords. Se fichó al portugués para acabar con la hegemonía del Barça, pero al igual que ocurrió la pasada temporada, en el primer asalto trascendental de la temporada el Madrid recibió una lección y quedó retratado. Al igual que Mourinho, que en ocho partidos solo ha podido superar una vez al Barcelona, en la prórroga de la final de Copa en Mestalla.

El equipo blanco se agarra ahora a la clasificación, a que tiene un partido menos que el Barcelona -el que debe disputar en Sevilla- y a que, en teoría, es más regular que los azulgrana, que han tropezado demasiado en lo que se lleva de Liga. Es la esperanza que le queda para cerrar el año con el título honorífico de campeón de invierno después de haber dado otro preocupante paso atrás ante los azulgrana, futbolística y psicológicamente. El Barça sigue siendo muy superior cuando manda el balón, y le tiene comida la moral a este Madrid. Igual que cuando tiene que decidir la táctica, Mourinho se ve incapaz frente a Guardiola.

El técnico madridista falló en la alineación al prescindir de Khedira como acompañante de Xabi Alonso y colocar a Coentrao en el lateral derecho, y no tuvo capacidad de reacción mientras Guardiola y el Barça le daban otro repaso en el Bernabéu. Ha tenido ya varias oportunidades y, aunque el Madrid ha progresado y se ha ido acercando algo al Barcelona, sigue sin dar con la tecla. Lo ha intentado con fútbol destructivo, con 'trivote', sin él, con planteamiento cobarde, con una disposición más valiente de la que le gustaría... El sábado su idea inicial fue similar a la de la ida de la Supercopa (2-2), para presionar y buscar al Barça, pero incluso con el regalo de Valdés, el Madrid apenas duró diez minutos.

El fútbol dictó sentencia y volvió a condenar a 'Mou', aunque el portugués se escude ahora en la suerte del Barça o incluso responsabilice de la derrota a Xabi Alonso -sin citarle-, cuando ya estaba amonestado, por no meter el pie ante Messi en la jugada que acabó en el 1-1. No es la primera vez que culpa públicamente a uno de los suyos. Ya lo hizo antes con Khedira, y son gestos que encrespan a la plantilla. «Sería un error señalar a cualquier jugador. Todo lo que sea negativo y que no aporte cosas positivas al grupo hay que dejarlo al margen», sentenció Sergio Ramos tras un nuevo varapalo que según 'Mou' ha dejado al vestuario, «triste, pero equilibrado». El caso es que el Madrid está muy tocado, y a partir de ahora Mourinho tendrá que blindar a su equipo para asegurarse los puntos que le darán o le quitarán la Liga. En el Sánchez Pizjuán es posible por tanto que vuelva su llamado «triángulo de presión adelantada» en el centro del campo con el que el Madrid ganó en Mestalla, aunque el equipo terminó asfixiado, casi acabó colgado de su portería, y sufrió para asegurar los tres puntos.

Pareja rota

Hasta la supuesta superioridad física de la que presumía el Madrid frente al Barcelona se fue al traste con el 1-3, y Özil fue un ejemplo de futbolista de talento que lleva ya tiempo muy bajo de forma, perdido y desorientado. Con dos mediocentros, fue lógico que apostase por el turco como mediapunta, pero lo que sorprendió fue que sacrificase a Khedira, colocase a Lass como acompañante del eje, Xabi Alonso, y llevase a Coentrao al puesto reservado al tocado Arbeloa. Con la pareja Khedira-Xabi Alonso es con la que el Madrid ha experimentado esta temporada el Madrid unos considerables avances en el juego posicional, dominando con el balón en su poder en muchos partidos, aunque ante rivales débiles, pero en el momento de la verdad no dejó fuera del once a su compatriota Coentrao.

Ya que en posesión, toque y movilidad no se puede competir con el Barça, tampoco fue capaz de equilibrar la situación cuando Di María estuvo a punto de lesionarse y pudo reforzar el centro del campo con un sustituto como el propio Khedira. Ni defendió bien ni contragolpeó con acierto una sola vez, con Cristiano Ronaldo horrible, como le suele ocurrir al portugués en las grandes citas, víctima de la ansiedad y empequeñecido ante la gigantesca figura de Messi.

Afrontaban el choque el mejor Madrid de la 'era Mourinho' y el peor de la 'era Guardiola', y el que era el equipo más en forma de Europa volvió a ser barrido, cuando el Madrid soñaba con dar un golpe definitivo al eterno rival y superar, de paso, el récord blanco de 15 victorias consecutivas -en todas las competiciones- que logró el mítico equipo de Di Stéfano dirigido por Miguel Muñoz hace medio siglo (en Liga). La plusmarca de los 16 triunfos consecutivos del Barça de la pasada temporada tendrá que esperar a mejor ocasión. Ahora es el momento de olvidarse de récords, porque a Mourinho se le exige conquistar un gran título en su segundo año. Pudiera ser goleado de nuevo en el Camp Nou y llegar a ganar la Liga, pero de momento, el Madrid sigue en manos del Barça, y eso le acogota.