a punto de morir

El 'cerebro' de Lockerbie reaparece: «Mi papel se exageró»

Al Megrahi, que califica el juicio de "farsa", amenaza con que pronto saldrá a la luz "toda la verdad"

LONDRES Actualizado: Guardar
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Abdel Baset al Megrahi, el hombre condenado por el ataque de Lockerbie en 1988 en el que murieron 270 personas, ha declarado que su papel en el atentado se ha exagerado y que pronto saldrá a la luz toda la verdad.

Al Megrahi, liberado hace dos años de una cárcel escocesa debido al cáncer terminal que padece, ha hablado desde una cama en su casa de Trípoli. Con aspecto frágil y dificultad para respirar, explicó que le quedan unos pocos meses, como mucho, de vida. "Los hechos (sobre el ataque de Lockerbie) algún día se esclarecerán y ojalá sea en el futuro cercano. En unos pocos meses se anunciarán nuevos datos", ha asegurado sobre el sonido de los monitores médicos que rodeaban de su cama. "Occidente exageró mi nombre. Por favor, déjenme en paz. Sólo me quedan unos días, semanas o meses", ha agregado.

Al Megrahi fue hallado culpable por el atentado con bomba durante el vuelo 103 de Pan Am, que viajaba de Londres a Nueva York el 21 de diciembre de 1988. Los 259 pasajeros a bordo murieron, al igual que otras once personas que se hallaban en tierra y fueron golpeadas por los restos del avión. Negó haber jugado un papel en las violaciones de derechos humanos cometidas durante el Gobierno del depuesto líder libio. "Todo mi trabajo era administrativo. Nunca hice daño a ningún libio", ha dicho. "No hice daño a nadie. Nunca hice daño a nadie en mi vida", agregó.

El exagente de inteligencia durante el régimen de Gadafi ha definido el juicio que condujo a su condena como una farsa. El proceso se llevó a cabo en un tribunal holandés bajo jurisdicción escocesa. "El tribunal Camp Zeist es el lugar más pequeño de la tierra que contiene el mayor número de mentirosos. Sufrí por los mentirosos del tribunal Camp Zeist más de lo que pueden imaginar", aseveró.

"Quiero morir en mi casa"

Sin afeitar, vestido con una camisa a cuadros y un turbante blanco de aspecto descuidado, el libio ha afirmado que sigue en contacto con Jim Swire, padre de una de las víctimas del atentado y que disputó las conclusiones del tribunal. "Anteayer, el doctor Swire me envió un correo electrónico para decirme que hay un nuevo medicamento. Está intentando ayudarme. Me dijo cómo obtener este medicamento", ha erlatado.

También ha sostenido que sabe poco de las circunstancias en torno al derrocamiento de Gadafi y que los grupos armados que le depusieron invadieron su casa y le maltrataron. "No sé nada del 17 de febrero (...) ese no es un tema para una persona enferma", ha manifestado, usando el término con el que muchos libios describen a la rebelión contra Gadafi. "Quiero morir en mi casa, con mi familia. Le pido a Dios poder ver a mi país unido, sin luchas ni guerra. Espero que se detenga el derramamiento de sangre en Libia. Quiero lo mejor para mi país", ha concluido.