El presidente ruso Dmitry Medvedev, durante una reunión al ministro de Defensa ruso, Anatoly Serdiukov . / Archivo
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Rusia amenaza a Georgia con una nueva guerra

El ministro de Defensa ruso dice que los georgianos sufrirían una derrota aún mayor que la de 2008

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Georgia aspira a recuperar algún día las regiones de Abjasia y Osetia del Sur, ocupadas actualmente por tropas del Ejército ruso, pero, consciente de su inferioridad militar ante el gran vecino eslavo, se propone hacerlo, según declaran sus dirigentes, por medios exclusivamente políticos y diplomáticos. Pese a ello, Moscú no descarta recurrir nuevamente al uso de la fuerza.

Así lo advirtió ayer en Washington el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov. Según sus palabras, “en caso de una nueva guerra con Georgia, su Ejército sería derrotado de forma mucho más rápida que en 2008”. “Para repeler un posible ataque contra Abjasia u Osetia del Sur nos bastarían menos de cinco días”, señaló Serdiukov olvidando que en agosto de 2008 las fuerzas rusas necesitaron nada más que tres días para expulsar a los georgianos de Tsjinvali, la capital surosetia. El ministro ruso se encuentra de visita oficial en Estados Unidos, país del que Georgia se considera un fiel aliado.

Ayer precisamente, el representante para los Desplazados Internos de Naciones Unidas, Walter Kalin, pidió al Kremlin “la búsqueda de soluciones duraderas para todos los desplazados internos de Georgia –unos 350.000- , tanto si se produjeron a principios de los 90 o en 2008, debe ser una prioridad máxima”.

Demandas por por limpieza étnica

Tiflis tiene presentadas demandas contra Rusia ante la ONU, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, por limpieza étnica en Osetia del Sur y Abjasia, impedir que a esas provincias regresen los refugiados georgianos también por abusos contra la población residente en Rusia de ése país caucásico y actitud xenófoba. En octubre de 2006, tras la detención de varios militares rusos en Georgia, el entonces presidente Vladímir Putin ordenó una deportación masiva de georgianos, que afectó incluso a aquellos que tenían permiso de residencia.

A propuesta de Georgia, la Asamblea General de la ONU aprobó a principios de septiembre, con 50 votos a favor, 17 en contra y 86 abstenciones, una resolución reconociendo el derecho a que los georgianos expulsados de Abjasia y Osetia del Sur puedan regresar a sus lugares de origen.

Rusia intentó sin éxito obstaculizar la aprobación de la resolución, que calificó de “contraproducente para conseguir restablecer la confianza entre los distintos grupos étnicos en la región”. Moscú subrayó de forma especial al alto número de países que se abstuvieron en la votación.

Rusos y georgianos vienen celebrando conversaciones en Ginebra desde hace dos años, pero sin lograr resultados. Moscú exige la firma de un compromiso de no recurrir a la fuerza en Osetia del Sur y Abjasia bajo ningún supuesto, algo que Tiflis rechaza argumentado que ya está recogido en los acuerdos de paz que se firmaron a comienzos de los 90.

El representante especial de la Unión Europa para este conflicto, Pierre Morel, dijo en junio que “la situación sigue siendo difícil, e incluso a veces peligrosa”. En un reciente artículo del diario moscovita “Moskóvski Komsomólets” se asegura que los servicios secretos rusos no descartan que Georgia pueda tener que ver con el atentado perpetrado el pasado día 9 en el mercado central de Vladikavkaz (Osetia del Norte), en donde murieron 18 personas y más de cien resultaron heridas.

El presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, llamó en julio a sus conciudadanos a estar preparados para una “defensa total” contra un posible invasión de Rusia. “El objetivo de nuestro enemigo es establecer el control sobre nuestro país”, advirtió.