Pilar González Adorna, una de las afectadas.
Pilar González Adorna, una de las afectadas. - A.Vázquez
BROTE DE SALMONELLA

«Nunca me había encontrado tan mal, en mi vida»

Una afectada por el brote de salmonella relata la intoxicación que ha sufrido junto a su familia

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«Fue todo tan normal como parece. Qué voy a contar. Un bocadillo y ya está. Me recogieron en la Cuesta de las Calestas después de trabajar para bajar al centro a escuchar algo de Carnaval por el Mercado Central. Al final éramos un grupo como de 15. Cuando llegamos a la zona del Arco de Garaicochea y serían más de las dos de la tarde, así que alguien habló de comer algo sobre la marcha para ir a buscar alguna comparsa, alguna chirigota. Vimos la barra, de esas metálicas, de las que hay tantas, una más, y ni nos lo pensamos, pedimos».

Es el recuerdo que tiene Pilar González Adorna de la jornada del pasado sábado, primer día de Carnaval en la calle y momento en el que, presuntamente, apareció el brote de Salmonella que ha intoxicado a más de un centenar de personas residentes en cinco provincias andaluzas

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«Creo que no volveré a comer tortilla en mi vida»

Cuando se le pregunta por el producto que lo causó, no tiene dudas: «De los 15 que seríamos, más o menos la mitad, pedimos bocadillos de filetes y la otra mitad, de tortilla. Los que comimos de tortilla, hemos caído todos enfermos. Los que comieron de filetes, ninguno». El mostrador en el que pidieron era el del Restaurante Grimaldi, en la fachada posterior del Mercado Central, el que fue clausurado ese mismo fin de semana por orden de la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía.

Como en cada pequeño gesto, el azar tuvo influencia: «Una de las chicas más jóvenes que venía con nosotros pidió bocadillo de tortilla pero al abrirlo vio que estaba poco cuajada, muy líquida. Dijo que no le gustaba así y se lo cambió a alguien por uno de filetes, sin saber lo que eso iba a suponer, librarse ella y que otra persona se intoxicara». Aunque ahora resulte fácil decirlo, deja claro que nadie sospechó: «Alguien hizo algún comentario de que estaba poco hecha, que no era tortilla compacta, de las secas, pero nada más. Nadie se quejó del sabor ni de nada, nadie volvió a recordar el bocadillo en toda la tarde».

Los problemas comenzaron al anochecer, «no sé qué hora sería, sí recuerdo que ya no había sol, fuimos recogiéndonos y mi hermana, Berta, fue la primera en sentirse muy mal. Apenas pudo llegar a casa antes de empezar a sufrir unos vómitos y una diarreas terribles. Luego, nos fue pasando a todos, esa misma noche, a unos un poco antes y otros, más tarde».

Su hermana y su cuñado, Mariano, aún forman parte del grupo de ingresados, son afectados de riesgo puesto que tienen dolencias previas que complican el proceso de recuperación. «Mi cuñado tiene operaciones de corazón y mi hermana, un pequeño problema de hígado». Ambos permanecen hospitalizados y han sufrido la intoxicación con peores síntomas que el resto, por lo que han sido sometidos a una vigilancia permanente: «Lo hemos pasado fatal. Mi hermana ha llegado a tener tanta fiebre que durante unas horas se le fue la cabeza. Menos mal que los dos van mejorando poco a poco».

«Mi hermana y mi cuñado aún permanecen ingresados»

Pilar también se va recuperando. «El miércoles pude empezar a tomar algún alimento líquido, algún caldo, y ya hoy [por el viernes] puedo levantarme de la cama, ya me he podido separar del cubo que tenía que llevar todo el tiempo al lado». Los médicos siempre han recordado que, sin patologías previas, la salmonella no pone en peligro la vida del afectado. Pilar lo sabe pero confiesa que las molestias físicas han sido enormes: «Nunca me había encontrado tan mal, en mi vida».

Durante los días de malestar y postración, mientras se recuperaba, le han llegado algunos mensajes, bulos o detalles que no sabe si creer: «Mi hijo me ha dicho lo de la alarma que hay con los huevos pero ya han dicho que es mejor no hacer caso. A otros familiares que han estado enfermos les han dicho que varias personas vieron hacer la tortilla en un barreño de plástico pero tampoco sabemos si es verdad. Lo importante ahora es saber en serio lo que ha pasado para intentar que no se repita y que todo el mundo se recupere».

Como síntoma de recuperación, tira de humor y con una sonrisa dice que no volverá a comer tortilla de patatas en su vida «pero no en un bar, creo que no la podré hacer ni en mi casa. Es que sólo pienso en una y me dan ganas de vomitar.»

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