Navantia entra en las renovables

El contrato suscrito entre Navantia e Iberdrola va más allá de la carga de trabajo puntual que pueda aportar al astillero de PuertoReal. El acuerdo entre la constructora naval y la compañía eléctrica para fabricar las estructuras metálicas del parque eólico-marino que Iberdrola desarrolla en Alemania supone para Navantia la diversificación de su producción. Navantia ha entrado por la puerta grande en el negocio offshore. Su equipo de ingenieros lleva más de tres años trabajando en el diseño de plataformas y subestaciones eléctricas con el objetivo de presentar oferta en los concursos que se abren en este sector emergente, sobre todo, en los países nórdicos. No ha sido fácil llegar hasta aquí. El Gobierno de la Nación, a través de su Ministerio de Industria, ha estado negociando en los últimos meses con Iberdrola la viabilidad del contrato y su adjudicación a Navantia. El Ministerio no quería que se repitiera la misma escena vivida en octubre con Gas Natural que adjudicó, por mediación de sus armadores (Knutsen y Elcano), la construcción de cuatro barcos gaseros a dos astilleros asiáticos. Esta decisión, no exenta de polémica, ha obligado a Gas Natural a adelantar sus planes de inversión y sacar a concurso la construcción de un quinto gasero, donde Navantia tiene todas las papeletas para llevarse el gato al agua. En cuanto a la entrada de los astilleros en el negocio offshore resulta especialmente relevante el acuerdo con Iberdrola, ya que es el trampolín para nuevos encargos en México y Reino Unido.