EL ANÁLISIS

La realidad cabe en un bolsillo

Es el momento de aprovechar la revolución de la comunicación y no llegar tarde. Si los lectores se mueven hay que moverse con ellos. No queda otra alternativa

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A estas alturas contarle a alguien por dónde camina el periodismo sea quizá una idiotez. Decirle que el escenario ha cambiado y que los modos de lenguaje también, algo obvio. Sobre todo cuando esa gran revolución de la comunicación la tienen en su bolsillo, en el smartphone que les conecta 24 horas al mundo sin límite de tiempo, sin coste adicional, sin barreras ni fronteras. «Ahora no se lee un libro, se enciende», decía el otro día Maruja Torres. Esa es la realidad, la que cabe en cualquier lado. Hay que afrontarlo. Hace tiempo que dejó de ser un futurible o una película de ciencia ficción de esas que en los ochenta llenaban nuestra imaginación de ciborgs y caos apocalíptico, para convertirse en un presente incontestable, apabullante pero, por eso mismo, fascinante.

Es el momento de aprovechar esta revolución y no llegar tarde. Los millones de personas que se mueven a diario por la Red leen más información que nunca. Y, lo mejor de todo, la comparten. Les gusta o no, opinan sobre ella y se han convertido así en portavoces y mensajeros de todo tipo de acontecimientos. La audiencia ha crecido, está por todos lados e interactúa. Esto no significa que el periodismo haya muerto, sino que ya no es unidireccional, que está aun más vivo y tiene ante sí una excelente oportunidad de ser más escuchado, visto y leído.

Diferente, rápido y atractivo

En este contexto, hacer lo mismo que hacen otros no tiene sentido. La clave está en ser diferente y utilizar para ello las nuevas herramientas que pone a nuestra disposición la globoesfera. Y hacerlo, claro está, sin perder de vista los parámetros del buen periodismo. La combinación es difícil pero posible. Si los lectores se mueven, nosotros tenemos que movernos con ellos. Si la noticia está fuera hay que ir a por ella porque en minutos, quizá segundos, estará en las redes sociales y ya no tendrá vuelta atrás. Informar en tiempo real (on line) es a veces complicado pero necesario. Los periódicos no se pueden permitir estar fuera de la conversación. La transformación ha dado la vuelta a los procesos. La prensa ha dejado de ser exclusivamente un producto cerrado que nace cada 24 horas para ser un continuo proveedor de información. Cada minuto de los siete días de la semana.

Blogs, el enemigo-amigo

En este proceso han tenido un papel fundamental los blogs. Los llamados cuadernos de bitácora comenzaron siendo anecdóticos y casi no fueron tomados en cuenta por los medios porque muchos pensaron que era una moda pasajera más. Pero, en vez de apagarse siguieron creciendo y pasaron a ser un nuevo servicio ofrecido por todas los portales. Incluso, se invitó a firmas de prestigio a que formaran parte de esa aventura.

Lo mismo ocurrió con las redes sociales. Lo que empezó siendo un nuevo sitio web para estudiantes pasó pronto a ser una amenaza. También para la publicidad. Hasta que se vio como un aliado, un altavoz fundamental, donde muchas veces lo que ocurre es más noticia que el hecho en sí. La reacción supera a veces a la información e incluso es capaz de provocarla. Facebook y Twitter son prueba de ello y sirven como una red activa de fuentes y contactos.

Es el momento del talento, el momento para inventar nuevas aventuras. Innovar, arriesgarse y poder ganar la partida. «No sobrevive la especie más fuerte, tampoco la más inteligente, sobrevive la especie que mejor se adapte al cambio». ‘Evolución de la especie’, Charles Darwin