el tranvía

Pan para hoy...

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El Ayuntamiento ha anunciado esta semana dos medidas de calado para intentar superar la tremenda crisis financiera que padece. Y, como en casi todo en esta vida, ambas tienen su cara y su cruz, sus luces y sus sombras. Dejan, en definitiva, un considerable reguero de interrogantes que parece que solo el tiempo se encargará de resolver.

La primera, quizá la menos importante de las dos pero anunciada un día antes que la otra, es que el mismísimo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tutelará medidas económicas para intentar paliar la mencionada asfixia económica de las arcas municipales. Suena bien, desde luego. Y promete más todavía. Es normal, por lo tanto, que sindicatos, trabajadores, gobierno local y cualquiera en Jerez que desee que el Consistorio recupere la salud hayan recibido la noticia con ilusión. Pero, claro, existe una segunda lectura obligada, la del agravio comparativo que esto puede suponer respecto a otros ayuntamientos que también lo están pasando realmente mal. «¿Por qué ese trato de favor con Jerez?», vienen a preguntarse muchos de ellos, como los de La Línea, Los Barrios, Sanlúcar, Puerto Real o Algeciras, por citar solo algunos ejemplos de los que ya se han pronunciado en esa línea. Tarde o temprano, Montoro tendrá que pronunciarse y dar explicaciones si la historia va en serio.

El segundo bloque de medidas es recuperar la recaudación de los impuestos locales que realizaba la Diputación, dejar la gestión del cobro de los mismos en manos de un banco y suspender las tomas de razón –compromisos de pago– suscritos con 99 acreedores, Urbaser y entidades financiaras principalmente. Puede –y debe– solucionar el problema de abono de las nóminas de la plantilla municipal, pero no el de la estratosférica deuda que tiene el Consistorio. Sin otras medidas, no solo no se reducirá la deuda, sino que engordará y se aplazará una solución necesaria. Vamos, sería pan para hoy y hambre para mañana.