Carmen Martínez Aguayo firma en el libro de honor del Ayuntamiento en presencia de la alcaldesa, Teófila Martínez. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

La residencia Tiempo Libre no se demolerá hasta que se apruebe el nuevo PGOU

Junta y Ayuntamiento firman el convenio para reubicar los servicios de la administración y sacar adelante el Museo del Carnaval

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La residencia de Tiempo Libre no se demolerá hasta que no esté aprobado el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). La Junta se ha comprometido a que paralelamente encargará un estudio de detalle para conocer la distribución de los dos nuevos edificios que sustituirán al actual: uno, mirando al mar, que será la nueva residencia, y el otro, de carácter administrativo, que albergará varias dependencias del Ejecutivo autonómico.

Ayer la consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo, y la alcaldesa, Teófila Martínez, firmaron el acuerdo institucional por el que la Junta consigue clarificar el futuro de sus sedes administrativas. A cambio, el Ayuntamiento logra al fin la cesión del antiguo instituto de La Viña para que, tras ser derribado, albergue el Museo del Carnaval. Un trámite que ha dejado paralizado durante varios años esta importante infraestructura cultural para la ciudad.

Ambas políticas reconocían ayer que el convenio ha tardado mucho tiempo en hacerse realidad. «A todos nos hubiera gustado que hubiera sido más rápido, pero estas cosas tienen muchas puntadas», dijo Teófila Martínez mientras la consejera asentía.

Y las puntadas son, sobre todo, los metros cuadrados de edificabilidad que el Gobierno regional ha ganado en las parcelas que estaban en liza. Son los 25.000 metros cuadrados que tendrán en Tiempo Libre (frente a los 20.000 de los que disponían hasta ahora), más los 15.000 que logrará tras la reforma de la Escuela Náutica. Esos son los principales cambios, que quedarán recogidos en el nuevo planeamiento, aparte de mantener la edificabilidad en varias sedes de la Delegación de Educación distribuidas entre la plaza Mina y las calles Antonio López y Buenos Aires, así como la del solar de la Justicia.

La clave de este acuerdo ha estado sin duda en el futuro Museo del Carnaval. El Ayuntamiento tenía adjudicado el proyecto de derribo desde abril de 2007. Un año antes, se había elegido el diseño de Rafael de Giles en un concurso de ideas para encontrar al autor del Museo. La idea es que se echara abajo en mayo de 2007 pero el entonces delegado de la Junta, José Antonio Gómez Periñán, anunció que el Ejecutivo andaluz no iba a ceder el inmueble y que se estaba pensando rehabilitarlo para albergar oficinas de la administración regional.

Ese era el as en la manga. Las bazas del Ayuntamiento eran los metros cuadrados de edificabilidad en el resto de los solares. El Consistorio no veía con buenos ojos la posibilidad de destinar parte del suelo de Tiempo Libre -situado en la zona más turística y cara de la ciudad- a la administración pública. «No queremos más despachos con vistas al mar», llegó a decir la edil recordando el enorme edificio construido en la plaza Asdrúbal, en primera línea de playa y ese ha sido uno de los argumentos del Consistorio.

Al final, como ayer aclaró Martínez Aguayo, no se perderá ese frente al mar que tenía Tiempo Libre y los 10.0000 metros cuadrados de oficinas públicas estarán mirando a Muñoz Arenillas. Tiempo Libre tiene una particularidad, recordó ayer la consejera y es ese frontal al mar y el uso hotelero «que no vamos a dejar perder, sobre todo porque el turismo es fundamental para la recuperación económica».

Tampoco el Ayuntamiento quiere que se eche abajo el inmueble para tener allí un solar más, en una zona turística «en la que a la gente le llamaría mucho la atención», dijo Teófila.

Y un argumento más para saber que el derribo aún tardará muchos meses, quizá años: de momento, para Tiempo Libre no se ha consignado una partida presupuestaria lo suficientemente importante como para pensar ni en la demolición ni en el estudio de detalle.

Lo que sí podría tardar poco tiempo en desaparecer es el antiestético y obsoleto edificio del IES La Viña. Mientras el edificio se cede a la Fundación Casa Museo del Carnaval, el Ayuntamiento se ha comprometido a actualizar el precio de la obra ya adjudicada en abril de 2007. En aquel entonces el presupuesto de partida era de 160.000 euros.

De manera paralela la Fundación, en la que están representadas ambas administraciones, tendrá que encargarle el proyecto básico y definitivo al ganador del concurso de ideas de 2006, Rafael de Giles. Pero no será necesario que esté hecha la cesión (por cierto, por un periodo de 50 años) para que pueda demolerse esta construcción enclavada en pleno barrio de La Viña. Eso sí, cualquier riesgo o contratiempo corre por cuenta del Consistorio.

Habrá que olvidarse, no obstante, de que las instalaciones estén a tiempo para el comienzo de la conmemoración del Bicentenario. Teniendo en cuenta los trámites que faltan y el tiempo que se tarda en hacer un proyecto básico y el de ejecución de una infraestructura como esta, las cuentas no salen. Quedan sólo 23 meses para ese ansiado Bicentenario.

Respecto a la antigua Escuela Náutica, se le conceden a la Junta 15.000 metros cuadrados de edificabilidad pero se advierte que deberá respetarse los elementos del edificio que según la Delegación de Cultura tienen valor. Además, la construcción no podrá sobrepasar las medianeras de los inmuebles existentes.

El acuerdo firmado ayer por Martínez Aguayo y la alcaldesa toca también otras sedes de la Junta, como las de Educación en la plaza de Mina, 8-9, Antonio López, 1-3 y Buenos Aires, 4, pero ahí apenas habrá cambio porque se mantendrán las edificabilidades actuales, con uso administrativo.

Tanto la consejera como la edil gaditana destacaron la buena disposición de los técnicos a la hora de negociar. La alcaldesa admitió que es necesario dar respuesta a las necesidades administrativas de una provincia con una gran población, mientras que la responsable de Economía y Hacienda de la Junta reconoció que es difícil encontrar terreno en una ciudad que padece desde hace siglos de falta de suelo.