DÍA DEL LIBRO

Más de veinte libros de viajes recomendables que te harán soñar

Este género literario ha producido obras excepcionales. Hacemos un repaso por una veintena de títulos que no pueden faltar en tu equipaje

Una de las ilustraciones del libro «Navegantes. Diarios y cuadernos de bitácora»

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La literatura de viajes , entendida en sentido amplio -desde la narrativa al ensayo, desde el poema épico a las «space operas», basada en experiencias vividas o imaginadas, pegada a la realidad o cabalgando la ficción- ha producido obras excepcionales desde tiempos remotos. ¿Quién no podría considerar la epopeya de Odiseo contada por Homero como el primer libro de viajes de la historia? De entre una lista interminable hemos seleccionado una veintena de títulos que no pueden faltar en tu equipaje, relatos que nos conducen por carreteras principales o secundarias, por rutas domesticadas y salvajes, cerca de casa o en las antípodas, que recorren selvas, desiertos, montañas y océanos de este mundo.

«TRILOGÍA DE ÁFRICA». Javier Reverte. Uno de los autores de viajes por antonomasia, Reverte siempre ha reconocido que estos libros le cambiaron la vida, poniendo en órbita su carrera como escritor. «El sueño de África» (1996), «Vagabundo en África» (2000) y «Los caminos perdidos de África» (2002) son tres títulos imprescindibles para todos los enamorados del continente . Vivencias y mitos, paisajes y paisanajes, referencias históricas y permanentes menciones a otros escritores que le precedieron, como Hemingway o Karen Blixen. Después vendrían los libros sobre el Amazonas, el Mediterráneo, el Ártico, Alaska y Canadá, Irlanda, Nueva York...

«VIAJES CON HERÓDOTO». Ryszard Kapuscinski. «Lo que podríamos llamar "contagio de viaje" existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable». Estamos ante uno de los grandes clásicos del género, un libro también filosófico e histórico, escrito por un maestro de periodistas que, en su día, también fue un aprendiz que halló la inspiración en el primer reportero, historiador y viajero de la historia: Heródoto . Nos cuenta Kapuscinski cómo en la década de los cincuenta, mientras recorre la Polonia profunda «con más pena que gloria de aldea en aldea, de villorrio en villorrio, en un carro de adrales o en un autobús desvencijado», vive obsesionado con la idea de cruzar la frontera. Fracasa en su aspiración de viajar a Checoslovaquia, pero, a cambio, la redacción del diario en el que trabaja lo envía a India. Y parte con la «Historia» de Heródoto bajo el brazo como una auténtica guía para la vida.

«EL TAO DEL VIAJERO». Paul Theroux. Cincuenta años de peripecias por el mundo compilados en esta obra imprescindible que es, a la vez, guía de viajes y filosófica, con un alto componente de espiritualidad, y donde aparecen «compañeros» como Vladimir Nabokov, Samuel Johnson, Evelyn Waugh, Charles Dickens, Mark Twain, Joseph Conrad, Ernest Shackleton , Robert Louis Stevenson, Henry David Thoreau , Freya Stark o Ernest Hemingway. Theroux reivindica la figura del viajero puro , menos preocupado por poner sellos en su pasaporte como un banal coleccionista que de vivir intensamente la experiencia.

«EN EL CAMINO». Jack Kerouac. Biblia de la «generación beat» , escrita en apenas tres semanas, sus páginas rezuman poesía, drogas, bohemia, jazz (se dice que su prosa tiene el ritmo de improvisación y espontaneidad del «bebop» , el estilo musical que se desarrolló en la década de 1940). Para la revista «Time» es una de las cien mejores novelas del último siglo. Narrada por Sal Paradise, trasunto del propio Kerouac, con personajes bastante pasados de rosca, esta especie de «road movie» recorre Estados Unidos de este a oeste (y viceversa), con escapada a México e hitos clave como Nueva York, Chicago, Denver, Salt Lake City, San Francisco, Los Ángeles y Nueva Orleans.

«HACIA RUTAS SALVAJES». Jon Krakauer. Montarse una aventura al estilo Chris McCandless en Alaska, narrada en «Hacia rutas salvajes», de John Krakauer, novela llevada con tino al cine por Sean Penn con impagable banda sonora a cargo de Eddie Vedder, es tentador, si bien con impedimenta y conocimientos para sobrevivir. Gran libro que cuenta una experiencia extraordinaria, una vida al abrigo de las enseñanzas de Humboldt , Thoreau y compañía, aunque llevada a extremos sumamente peligrosos. Grabémonos la epifanía de Alexander Supertramp, trasunto de McCandless: «La felicidad solo es real si se comparte». De Krakauer, por cierto, también merece mucho la pena «Mal de altura» («Into Thin Air»), que describe la catástrofe sufrida por varias expediciones comerciales en el Everest en 1996.

«EL PEZ ESCORPIÓN». Nicolas Bouvier. En 1955, el escritor y fotógrafo suizo Nicolas Bouvier se establece en un hotel de mala muerte de Ceilán (la actual Sri Lanka). En principio no es más que una estación de paso, pero se queda varado allí durante siete meses. Hace dos años que empezó, en los Balcanes, el viaje que lo ha llevado hasta el subcontinente indio. Enfermo, sin blanca, febril, solo y desesperado, espera que lleguen los documentos que le permitan continuar su periplo. Esta particular bajada a los infiernos inspirarían «El pez escorpión». Quien disfrute de la fascinante prosa de Bouvier no querrá perderse otras de sus obras, como «Los caminos del mundo» o «Crónica japonesa» .

«MOBY DICK». Herman Melville. En un siglo plagado de cumbres literarias, Herman Melville creó la gran novela americana . Y sí, entre otras muchas cosas (un tratado de psicología humana y de cetología; un relato de aventuras con una fuerte carga alegórica y de simbolismo, pues el deseo de venganza anticipa los desastres de la siguiente centuria; una reflexión sobre cómo el ser humano se ve superado por la naturaleza salvaje), «Moby Dick» (1851) es también un extraordinario libro de viajes. Hay una coda al mito literario que se queda ahí, oculta en una hondura insondable: la ballena blanca es el demonio que se desliza a sotavento por los mares de nuestra existencia, de nuestro viaje personal por este mundo ; las obsesiones, terrores y anhelos, lo que nos hace sentir vivos y lo que nos hace naufragar.

«POR CARRETERAS SECUNDARIAS». Alfonso Armada. Este libro del periodista, escritor, poeta y dramaturgo Alfonso Armada es un viaje a la España que se encuentra cuando no se busca , ignorada, olvidada, fuera de foco, semivacía. Pueblos donde el censo de muertos supera con mucho al de los vivos, ríos que aspiran a algo mejor que enfriar la fiebre de una central nuclear, palomares de adobe que se disuelven en la tierra de la que nacieron, gentes cuyas vidas no interesan a nadie, soledades cuya banda sonora es el susurro del viento y el canto de la chicharra. Y, sin embargo, no es una inmersión en la desolación absoluta. En los «no lugares» de Armada encontramos refugios «que aman los escritores, los viajeros que huyen del bullicio, leen libros y periódicos que no consideran al lector imbécil...», pueblos mágicos donde la tentación eremítica aún es posible y restaurantes que ofrecen «comer como un cura a precio proletario».

«CINCO VIAJES AL INFIERNO». Marta Gellhorn. Cuentan las crónicas que a las seis de la mañana del 22 de abril de 1937 un bombardeo sacudió el histórico hotel Florida, de Madrid, y a sus huéspedes, muchos de ellos corresponsales de guerra que habían terminado su habitual juerga nocturna. Entre las carreras y los gritos, Dos Passos se asomaba al pasillo en batín de cuadros escoceses, Antoine de Saint-Exupéry repartía pomelos frescos desde su puerta y Martha Gellhorn salía en pijama de la habitación 109, descubriendo la intimidad que compartía con Hemingway . Esta pionera conoció decenas de países, y su libro recopila «los mejores de sus peores viajes»: una China en guerra en compañía de Hemingway, el Caribe en busca de submarinos alemanes, África de oeste a este, la Rusia soviética... Nada mejor para la autoestima que la supervivencia, afirma Gellhorn.

«VIAJE AL JAPÓN». Rudyard Kipling. La gran virtud del texto de Kipling es que el autor británico fue testigo excepcional del nacimiento del Japón moderno a finales del siglo XIX, en pleno período revolucionario Meiji, y estableció un contraste con el refinado y estético Japón tradicional. Kipling temía que la identidad del país se perdiera como peaje a la modernidad o a los modelos occidentales. No faltan pinceladas de humor: «Les aseguro que no hay dignidad alguna en el hecho de sentarse en los peldaños de una casa de té y quitarse los zapatos embarrados. Y es imposible resultar fino cuando uno anda con calcetines sobre un suelo pulido como un espejo y una muchacha primorosa le pregunta dónde quiere comer».

«EL CAMINO MÁS CORTO». Manuel Leguineche. Vamos a por otro clásico, esta vez salido de la pluma del mítico reportero Manu Leguineche. En 1965, cuando contaba veintitrés años, se enroló en un proyecto para recorrer el globo en coche. «¿Cómo pretendes dar la vuelta al mundo en una expedición como esta si no sabes conducir?, me preguntaron, con buen acierto, los organizadores de aquel viaje. Tengo otras condiciones, respondí. No sé conducir ni nada de mecánica, pero sé cantar, jugar al mus, tengo muy buen humor, sé algo de geografía y he leído a Conrad, Stevenson y Verne» . No eran malas referencias, después de todo. Años después escribió este libro. Sesenta mil kilómetros de viajes y aventuras descritos con pulso periodístico. «Un canto a la libertad», según Javier Reverte.

«PIRENAICA». Ander Izagirre. El periodista y escritor donostiarra no oculta sus grandes pasiones: el reporterismo de largo aliento («Potosí», por ejemplo, describe las terribles condiciones de la minería boliviana), el ciclismo (imperdible «Plomo en los bolsillos», un anecdotario del Tour de Francia ) y la montaña. Estas dos últimas se unen en «Pirenaica», crónica de una ruta en bicicleta por los Pirineos de costa a costa narrada con importantes dosis de humor, inteligencia y emoción. Leyendas, pasajes históricos, tipos y situaciones surrealistas... y las cumbres siempre como telón de fondo para un volumen que nos tienta para coger la bici y las alforjas y enfilar hacia el norte.

RELATOS DE LOS MARES DEL SUR. Jack London. Al autor de «Colmillo Blanco» y «La llamada de lo salvaje» lo solemos identificar, sobre todo, con el territorio Yukón en tiempos de la fiebre del oro . Pero merece la pena posar nuestros ojos en este volumen que recoge las aventuras vividas por el escritor de San Francisco durante el viaje que realizó entre 1907 y 1909 a Polinesia . Puro Jack London: igual que ocurre en sus relatos sobre las duras condiciones del Klondike, en los conflictos que se plantean en los mares del sur la victoria nunca será de la moral, la ética o los ideales, sino de las fuerzas primigenias, del ímpetu ciego de la naturaleza o de la violencia de los hombres.

«CABO DE HORNOS». Francisco Coloane. La Patagonia no es sólo un paisaje. Es, sobre todo, un estado de ánimo, cuajado de historias terribles de supervivencia, descritas por el escritor chileno Francisco Coloane en sus cuentos y novelas, donde el protagonista último es la inclemente naturaleza austral que lleva a los hombres al límite. Este volumen contiene catorce relatos del considerado «Jack London de Sudamérica». Los intrincados canales y las llanuras de la región son un hábitat de soledad, crueldad y violencia, donde viven tipos duros como cazadores de lobos de mar, fareros, buscadores de oro, ovejeros, prófugos escapados del presidio de Ushuaia, aventureros... Un libro impresionante.

«EN LA PATAGONIA». Bruce Chatwin. «Yo me gocé y me padecí las praderas patagónicas en el sosiego mortal de la nieve y en la tragedia inútil de los vientos, y las tengo por una patria doble y contradictoria de dulzura y desolación». Valgan estos versos de Gabriela Mistral para introducir el libro de Bruce Chatwin, novelista y escritor de viajes inglés. Estaba entrevistando a la arquitecta y diseñadora Eileen Gray en su salón de París cuando fijó su atención en un mapa de la Patagonia pintado por ella. «Ve allí por mí», le dijo la anciana artista. Y así lo hizo. Pasó medio año entre paisajes deslumbrantes y personajes encallados en el tiempo para escribir este clásico.

«CARTAS DESDE ESTAMBUL». Mary Wortley Montagu. La Línea del Horizonte , un muy interesante proyecto editorial especializado en viajes, se ha encargado de recuperar algunas joyas ocultas , como esta correspondencia de la culta y viajera aristócrata británica Mary Wortley Montagu (1689-1762). Aprovechó que su marido fue nombrado embajador ante la Sublime Puerta (Imperio Turco) para recabar un material que corregía la imagen sesgada de otros viajeros («me niego a mentir como hacen otros») sobre la cultura otomana del momento, incluyendo descripciones del mundo íntimo de sus mujeres. Sus cartas, admiradas por Voltaire , inspiraron el nacimiento de la corriente orientalista.

«EN LAS ANTÍPODAS». Bill Bryson. El tono divertido y divulgativo de este escritor estadounidense, autor del manual científico «Una breve historia de casi todo» , es una baza para acercarnos a su descripción de Australia , esa isla con tamaño de continente donde habita el organismo vivo más grande de la Tierra, la Gran Barrera de Coral , además de una fauna exclusiva y peligrosa, desde serpientes letales a cocodrilos. Todo es desmesurado en nuestras antípodas, desde la climatología a la hospitalidad de sus habitantes. Por no hablar de un tentador «espíritu de frontera» que todavía continúa vigente en sus desiertos, montañas y costas.

«POR EL MAR DE CORTÉS». John Steinbeck. En marzo de 1940, con el mundo en guerra, el escritor californiano John Steinbeck, premio Nobel de Literatura y autor de obras como «De ratones y hombres» , «Las uvas de la ira» y «Al este del Edén» , se embarcó junto a su amigo el biólogo marino Ed Doc Ricketts en un viaje de seis semanas en un pequeño barco sardinero: más de cuatro mil millas desde la bahía de Monterrey hacia el sur, bordeando la península de Baja California, hasta adentrarse en el entonces casi inexplorado mar de Cortés. Steinbeck escribió uno de los libros más emotivos sobre el mar y la naturaleza, a medio camino entre la crónica de viaje, la divulgación científica y la exaltación del ecosistema marino.

«PIONEROS DE LO IMPOSIBLE». Javier Jayme. El viaje es exploración, y este libro recoge los más impactantes hitos de la exploración contemporánea. No es una obra realizada por un investigador tras consultar documentación en un archivo o biblioteca, sino por un aventurero a golpe de experiencia, así que cada relato está precedido de una vívida descripción del lugar. Y después, Javier Jayme nos lleva de la mano de los hermanos Schomburgk a las intrincadas selvas de la Guayana; de Almásy al ardiente desierto de Libia; de Herzog a las cumbres del Himalaya; de Burton, Speke, Stanley y Thesiger a los misterios del Nilo , el Congo y el Awash; de Freya Stark a la búsqueda de la roca de Alamut, en pleno corazón de Persia; de Thor Heyerdahl a la isla de Pascua... Una pequeña joya.

«VIAJES Y OTROS VIAJES». Antonio Tabucchi. «Soy un viajero que nunca ha hecho viajes para escribir sobre ellos, algo que siempre me ha parecido una estupidez. Sería como si uno quisiera enamorarse para poder escribir un libro sobre el amor». Menos mal que el gran escritor italiano hizo una excepción con este libro, recopilando sus andanzas por los lugares visitados y revisitados, trayendo a colación las lecturas que le acompañaron en ese periplo. Viajar, si hacemos caso a Tabucchi (y haremos bien) no es coleccionar postales, sino mirar, demorarse, recordar, relacionarse con la diversidad del mundo.

«EL NILO. CARTAS DE EGIPTO». Gustave Flaubert. El autor de «Madame Bovary» fue un extraordinario corresponsal. Los dos destinatarios principales de estas cartas son su madre y su amigo de la infancia, Louis Bouilhet. En octubre de 1849, Flaubert y el fotografo Maxime Du Camp partieron de París rumbo a Egipto. Ambos ansiaban conocer unas tierras que ejercían una poderosa fascinación en la Europa romántica de mediados del siglo XIX. Esas misivas, entre la descripción más realista y la emoción más palpitante, constituyen un testimonio excepcional de una de las plumas más talentosas de su época. Un Egipto sin las masificaciones propias del turismo de nuestro tiempo. Una frase para la reflexión: «La melancolía es sin duda una de las cosas más provechosas de los viajes».

«UN CIERTO TÁNGER». Fernando Castillo. Prolífico y fino ensayista de la cultura y la historia contemporánea, Castillo también se ha ejercitado en los libros de viajes (su « Atlas personal» es un buen ejemplo). En «Un cierto Tánger» realiza una aproximación física, histórica y literaria a una ciudad que fue un modelo de apertura a todas las ideas, de liberalidad y diversidad. La ciudad de William Burroughs y de la Generación Beat, de Paul Bowles (el autor de «El cielo protector» , otro libro que podría sumarse al género al que nos referimos, vivió allí desde 1947 hasta su muerte en 1999) y de Ángel Vázquez , cuyo personaje Juanita Narboni describe lo que fue el Tánger Internacional: «Mira, mi bueno, gracias a Dios hemos nacido en una ciudad donde no somos ni del todo cristianas, ni del todo judías, ni del todo moras. Somos lo que quiere el viento». Un Tánger, señala Castillo, convertido hoy en zoco para «turistas ávidos por lo exótico» e «impostados místicos que ignoran que el pasado es único».

«SALVAJE». Cheryl Strayed. La crónica de los casi dos mil kilómetros que la escritora y bloguera norteamericana recorrió a pie a través de la cordillera del Pacífico de Estados Unidos . Todo parte de una situación traumática en uno de los meandros de su vida, un «big bang» típico en este tipo de literatura. Con veintidós años, un matrimonio fracasado y su madre muerta a causa del cáncer, Cheryl, sin experiencia mochilera ni senderista, decide hacer en soledad una ruta que recorre toda la costa oeste de su país, desde el desierto Mojave en California al estado de Washington. El relato, con sus dosis de humor y ternura, engancha. Hay una adaptación cinematográfica del libro, «Alma salvaje» , protagonizada por Reese Witherspoon. Y sí, como sospechábamos, el viaje sana.

«NAVEGANTES. DIARIOS Y CUADERNOS DE BITÁCORA». Huw Lewis-Jones. Pocos relatos resultan más apasionantes que los de los exploradores marinos que se aventuraron hasta los confines del mundo para llenar los mapas vacíos. El reto que abordaron Magallanes y Elcano, Francisco de Hoces, Andrés de Urdaneta, Vasco de Gama, Américo Vespucio, James Cook, Roald Amundsen y tantos otros nos reconcilia con la intrepidez y la iniciativa humanas por llegar a la frontera de un nuevo conocimiento, por descubrir qué hay detrás de la línea del horizonte. Este volumen del historiador Huw Lewis-Jones, doctor por la Universidad de Cambridge y guía polar, es una delicatessen. La literatura y el arte acompañaron a la exploración a través de los siglos como antídoto contra el aburrimiento y la soledad, como un deber para la posteridad y -muy importante- consuelo en situaciones desesperadas.

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