Thermomix es el robot de cocina más famoso del planeta
Thermomix es el robot de cocina más famoso del planeta - THERMOMIX
«¿de dónde viene...?»

El robot de cocina, un boom culinario que esconde una certera y agresiva publicidad

Desde mediados del siglo pasado, un aparato en continua transformación ha logrado simplificar de manera casi inverosímil los hábitos gastronómicos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Primera premisa: si no sabes ni freír un huevo no vas a preparar platos exquisitos por tener uno. Segunda premisa: nunca fue tan sencillo cocinar desde que se inventó. Tercera premisa: Si ves en la cocina un aparato con forma de freidora pero saturado de botones... ¡no te asustes! El microondas sigue en su sitio y por ahora ni ladrones ni espíritus han roto la armonía de tu hogar.

Sí, el robot de cocina es hoy un utensilio más a la hora de ponerte el delantal y dar rienda suelta a la imaginación. Pero no mucho tiempo atrás, solo estaba reservado para unos pocos privilegiados. Pancracio Celdrán, en «El Gran Libro de la Historia de las Cosas» (La esfera de los libros, 1995), deja claro que hasta mediados del siglo XX apenas era el embrión de un proyecto.

«En enero de 1973 fue presentado en una exposición de artículos de cocina celebrada en Chicago, un aparato que prometía desterrar de las cocinas los viejos usos: era el Cuidinart. Sin embargo, este pequeño robot no impresionó a los profesionales, ya que un aparato similar era conocido desde 1947, el diseñado por el inglés Kenner Wood, inventor del Kenwood Chef».

Este robot de cocina cumplía con casi todas las funciones básicas para este menester: «amasaba, molía, mezclaba, cortaba, exprimía, centrifugaba e incluso abría las latas». Parecía el no va más hasta que un cocinero francés fue un paso más allá. «Todo hizo pensar que el robot perfecto estaba inventado. Sin embargo, en 1963 sería perfeccionado por Pierre Verdun y su Robotcoup».

¿En qué aspectos mejoraba a sus predecesores? «La innovación consistía en la introducción de un depósito cilíndrico en cuyo interior se alojaba una cuchilla giratoria, origen del famoso Magimix, compacto y aerodinámico, que se vendió con éxito en 1971», responde Celdrán. En pleno auge comercial, un norteamericano llevaría su implantanción hasta el otro lado del Atlántico.

«Carl Sontheimer, ingeniero, electrónico muy aficionado a la cocina, visitó en París una exposición de utensilios domésticos entre los que encontró el robot de Pierre Verdun. Ni corto ni perezoso compró una docena de aquella máquina y se las llevó a su Connecticut natal, no sin antes hacerse con los derechos de distribución del aparato en EE.UU. Ya en su casa, analizó los pros y los contras del Magimix, incorporando algunas mejoras propias. Pidió a su esposa que lo probara, y cuando ésta dio su visto bueno patentó todas las mejoras introducidas por él en el robot del francés, registrando el conjunto con el nombre de Cuisinart».

El boom no se hizo esperar. La humindad contemplaba como este «best seller» culinario devoraba el mercado a pasos agigantados. «El aparato se vendía solo, a un ritmo no imaginado por su distribuidor: medio millón de robots al año que relegaban a un segundo plano a toda una serie de artefactos que el Cuisinart hacía innecesarios, como las licuadoras y mezcladoras existentes».

Pero había algo más. No basta con tener un buen producto, también hay que saber venderlo. Y esta vez, se acertó de lleno en la diana. «La publicidad agresiva del Cuisinart aseguraba y era cierto que el nuevo robot hacía por sí solo todas las operaciones y funciones deseables en la cocina. Con aquella entrada en batalla comercial, daba comienzo la guerra de los robots de cocina. Que sigue en nuestros días», sentencia Celdrán.

Ver los comentarios