Menorca en otoño: los secretos de una Reserva de la Biosfera en el Mediterráneo

Cuando se vacían las playas es el momento de descubrir otra cara de la isla, con la naturaleza y la cultura como referencias

Caserío en Mercadal Pilar Arcos

Fernando Pastrano

La verdad es que a Menorca se puede ir en cualquier estación del año, pero quizás la más recomendable sea el otoño, cuando las temperaturas son muy agradables y los colores mediterráneos se intensifican al máximo.

Como dice el refrán, las mejores esencias se guardan (o venden) en frascos pequeños. Es decir, la calidad por encima de la cantidad . Algo de eso le pasa a esta isla balear cuyo nombre deriva de la palabra latina «Minor», mientras que su hermana (Mallorca) lo hace de «Maior», y posee algunos de los rincones más interesantes del Mare Nostrum.

Con algo más de 90.000 habitantes y un pequeño porcentaje de suelo urbanizado , es un lugar generalmente apacible y tranquilo. Declarada por la Unesco Reserva de la Biosfera en 1993 tiene 75 playas, algunas bastante despobladas.

El molino de viento de Es Castells, en Mahón Pilar Arcos

Ya sea por aire o por mar, llegaremos a Menorca por Mahón (Maó, en lengua local), ciudad situada en la parte oeste de la isla. Es su capital con 3.000 años de historia. Su puerto, una ensenada natural de más de seis kilómetros de longitud, está considerado como uno de los más grandes y seguros del mundo.

Los atractivos de Mahón son múltiples, desde la Fortaleza de la Mola , a la iglesia de Santa María, con un órgano del siglo XIX, de 15 metros de altura y 9 de anchura, 4 teclados y más de 3.000 tubos.

A 30 km. por la Me-1 está Cala Galdana , una de las más famosas de la isla y que pese a estar urbanizada y recibir gran cantidad de turistas no ha perdido su encanto al que que contribuyen en gran medida sus aguas limpias que van del verde esmeralda al azul añil, pasando por el turquesa. Turismo familiar y deportivo que aprovecha sus apartamentos y hoteles, sus restaurantes y chiringuitos.

El pequeño y coqueto puerto de Ciudadela Pilar Arcos

Ciudadela (Ciutadella) , en el oeste de la isla, es el segundo núcleo urbano más importante con unos 27.000 habitantes. Tiene un aire señorial que invita a recorrer sus calles más estrechas en el casco antiguo, desde la catedral (s.XIII) al castillo de San Nicolás (s.XVIII) pasando por el pequeño pero coqueto puerto.

Parapente en el santuario de Monte Toro; al fondo, Fornells Pilar Arcos

Fue hace años la capital de la isla por lo que todavía conserva edificios monumentales. La Catedral , construida entre los siglos XIII y XIV sobre una antigua mezquita, es posiblemente el edificio de estilo gótico más importante de Menorca. En la Plaza del Borne destaca un obelisco que conmemora la defensa de la ciudad ante el ataque turco de 1558. Data de 1875.

Justo en el centro de la isla está Mercadal , un pueblo en la falda de Monte Toro, la montaña más alta, aunque solo tenga 358 m. Dice la leyenda que allí vivía un toro que no dejaba que nadie subiera a la cima. La historia sin embargo apuesta por una etimología relacionada con el nombre latino «to» (otero, monte). Hoy, además de una poco estética torre de comunicaciones, encontramos allí un cristo monumental y el Santuario de la Virgen de Monte Toro (s.XVII). Desde allí se ve toda Menorca y en días claros la vista alcanza hasta Mallorca.

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