Urbanización paralizada por los efectos del «boom inmobiliario»
Urbanización paralizada por los efectos del «boom inmobiliario» - abc

La región busca soluciones a la herencia del «boom urbanístico»

Una de las propuestas pasa por la reutilización de esos espacios como centros para colectivos con necesidades

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El urbanismo ha sido la gallina de los huevos de oro en Castilla-La Mancha en la década anterior, pero también ha caído como una pesada losa sobre una comunidad que había basado gran parte de su desarrollo en un sector que fue el primero en sufrir los efectos de la crisis. La recesión vivida desde el 2008 ha lastrado la economía castellano-manchega y el urbanismo como uno de los puntales de la misma, que ahora no sabe cómo encauzar la difícil situación que vive.

Para dar respuestas a esta problemática, la Facultad de Humanidades de Toledo reunió en un seminario celebrado la semana pasada a una serie de especialistas en diferentes campos que debatieron sobre los efectos de la crisis en nuestro territorio.

Una de los participantes fue María Ángeles Rodríguez Domenech, profesora de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Ciudad Real, que explicó a ABC las claves de esta situación que vive la región, en una ponencia que llevaba por título «Urbanismo y crisis en Castilla-La Mancha».

Rodríguez Domenech se refirió a la «burbuja» inmobiliaria que se dio en la década anterior como el «tsunami urbanizador» o la «década prodigiosa», tal y como la definen algunos autores. A su juicio, «Castilla-La Mancha fue una de las más privilegiadas debido a su cercanía a Madrid, lo que provocó que en nuestra región se construyeran las famosas ciudades fantasmas que han saltado a la prensa internacional». En este sentido, citó los casos del Quiñón en Seseña o Ciudad Valdeluz en Yebes, urbanizaciones que han quedado paralizadas y son un paisaje de grúas. La docente invitó a pasear por alguno de estos territorios para comprobar cómo se han levantado viviendas sin tener en cuenta las perspectivas poblacionales.

Este fenómeno no solo se puede observar en urbanizaciones residenciales, sino también en infraestructuras de ocio. En relación con este tipo de proyectos, puso como ejemplo paradigmático «El Reino de Don Quijote» y el aeropuerto de Ciudad Real, aunque también destacan los campos de golf en Albacete y en Talavera de la Reina.

Transformación del suelo

Según Rodríguez Domenech, «en Castilla-La Mancha la transformación de suelo rural (no urbanizable) en suelo urbano ha sido considerable. La ‘burbuja’ inmobiliaria ha tenido un comportamiento mucho menos acentuado, pero no por ello ha dejado de manifestarse a distintas escalas», como han demostrado algunos estudios al analizar el incremento en el número de parcelas urbanas y la evolución de la superficie de las mismas, especialmente relevante entre los años 2000 y 2008.

«Responsables de esta situación están en todos los estratos de la sociedad»

Si nos fijados en la evolución experimentada por el número de viviendas construidas, de viviendas rehabilitadas y del precio medio del suelo desde 1995, la docente destacó que «el ritmo de crecimiento de las mismas experimentó una aceleración importante con el inicio del siglo XXI».

Así pues, atendiendo principalmente a la viviendas construidas, según datos del Ministerio de Fomento y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se constata cómo se pasa de 17.993 en 1999 a 25.886 un año después, con precios entre los 500 y 600 euros el metro cuadrado. A partir de ese momento, el incremento es progresivo hasta alcanzar un máximo de 69.869 viviendas en 2006, con un precio de 1.360,5 euros el metro cuadrado, momento a partir del cual comenzaron a bajar.

Rodríguez Domenech explicó que la crisis económica ha paralizado el mercado de la construcción y ha provocado, en primer lugar, un descenso de forma moderada y después, a partir de 2008 -año en el que se construyeron 27.196 viviendas nuevas-, un hundimiento hasta el último año recogido, que es 2012, con 2.857 viviendas construidas. Sin embargo, el precio mantiene cifras superiores a los 1.000 euros el metro cuadrado.

La profesora de la UCLM señaló, como alguna de las causas de esta situación, que «la vivienda pasó de tener un carácter residencial a un uso de inversión económica». Según explicó, las políticas y leyes urbanísticas, a través de los Proyectos de Singular Interés, también han favorecido este comportamiento urbanizador. Además, la ponente relaciona estas decisiones con un momento en el que «la construcción estaba ligada muchas veces a un sector turístico, sin tener en cuenta el territorio y las características geográficas de la población de un lugar».

Proyectos de Singular Interés

Volviendo al caso paradigmático de Ciudad Real, que Rodríguez Domenech conoce más de cerca, esas declaraciones de Proyectos de Singular Interés (PSI) perseguían que una ciudad de apenas 75.000 habitantes proyectase 30.000 viviendas nuevas; o en Seseña también se proyectaron 13.000 nuevas viviendas en una población que no llegaba ni a los 10.000 habitantes. En el caso de Ciudad Real, la provincia más afectada, destacó las declaraciones de PSI del Aeropuerto Central de Ciudad Real (2003), las plantas termosolares de Alcázar de San Juan (2005) y, por supuesto, El Reino de Don Quijote (1999).

«Castilla-La Mancha fue una región privilegiada por su cercanía a Madrid»

«Los responsables de esta situación que vive Castilla-La Mancha se encuentran en todos los estratos de la sociedad», afirmó la docente, que apuntó a «las diferentes administraciones que han gobernado durante este tiempo, a la iniciativa privada que comprometió la financiación pública e incluso a los particulares, que han convertido su vivienda en una forma de hacer negocio».

Y aunque en su opinión este problema tiene «difícil solución», Rodríguez Domenech planteó una idea que se baraja a nivel nacional y también autonómico. «Algunos hablan de derribarlos, otros de que queden vacíos, aunque no sé si jurídicamente esa opción es viable, y lo que yo entiendo que hay que hacer es sacar partido a lo que tenemos con la generación de nuevos usos», manifestó. En este sentido, cree que «hay que reducir el consumo de recursos, aprender y replantearse qué entendemos por sostenibilidad y rentabilidad», por lo que apuesta por la reutilización de esos espacios como centros para ancianos o para personas desfavorecidas.

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