Fray Hortensio Félix Paravicino
Fray Hortensio Félix Paravicino - EL GRECO
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Nuestro poeta en Nueva York (42): Corazón ardiente

El poeta, profesor y traductor toledano Hilario Barrero envía desde la ciudad de los rascacielos un nuevo texto, esta vez salpicado de nostalgia por Toledo tras un viaje a Boston

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Uno fue a un Boston gélido y frío y volvió con el corazón ardiendo. Fue en busca de España y se encontró con su Toledo. Fue en busca de Goya y prefirió al Greco, en busca de un río al que llaman Carlos y se encontró un camino de escarcha. En el Museo de Bellas Artes se celebraba una exposición, el orden y el desorden en la pintura de Goya: la caricatura de la familia real y los fusilamientos, los retratos y la vida cotidiana. En la sala donde habita parte del olvido, mezclado con obras menores, nos esperaba fray Hortensio Félix de Paravicino: la mano derecha, como una flor de invierno, apoyada en el sillón frailero y la mirada clara que nos confiesa.

Recordamos su soneto al «Divino Greco» empeñándose en amagos de Dios. Y uno, un poco perdido, con los huesos del recuerdo calcinados, evocando a Cernuda, que también contempló el cuadro, siente cercana su patria. En primavera volveremos a ver cómo Carlos, el río, comienza a caminar y a intentar abrir el libro que fray Hortensio abraza junto a su corazón. Pero Goya y Cernuda ya se habrán ido.

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