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El Papa se reúne con siete exsacerdotes y sus esposas

El gesto se enmarca en el Jubileo. No se trataba ni de juzgarles ni de justificarles, sólo de acompañarles

CIUDAD DEL VATICANO Actualizado: Guardar
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Un viernes al mes durante este Jubileo de la Misericordia, el Papa ha salido discretamente del Vaticano para realizar una obra de caridad concreta. La última ha sido este viernes y ha consistido en un encuentro con ex sacerdotes casados y con sus hijos. Entre ellos había un español de Madrid.

El Papa ha abandonado el Vaticano a primera hora de la tarde rumbo a un apartamento en la periferia de Roma, en un barrio conocido como Porta Nona. Allí le esperaban siete hombres que abandonaron recientemente el sacerdocio para casarse y formar una nueva familia.

Francisco no quería ni juzgarles ni justificarles, sólo acompañarles. «El Papa ha pretendido ofrecer una señal de cercanía y de cariño a estos jóvenes que han tomado una decisión a menudo contra la opinión de sus compañeros sacerdotes y de sus familiares”, ha explicado el Vaticano en un detallado comunicado.

Es fácil imaginar la incertidumbre con la que todos llegaron al encuentro. Cuando Francisco entró en el apartamento, que era un piso de una zona muy desfavorecida de Roma, los niños se le acercaron corriendo para abrazarle y con sus sonrisas marcaron el tono del encuentro.

Luego el Papa saludó una a una a todas las familias: lágrimas, apretones de manos, abrazos y sonrisas. Cada uno le decía unas palabras en voz baja, pero las miradas emocionadas eran mucho más expresivas.

Según el portavoz del Vaticano, «los participantes no han percibido el juicio del Papa sobre su decisión, sino la cercanía y el cariño de su presencia».

El encuentro ha consistido en una merienda en una sala de estar durante la que han hablado con calma de su situación y del camino que han recorrido. «Tras varios años dedicados al ministerio sacerdotal en parroquias, sucedió que la soledad, la incomprensión, el cansancio por la responsabilidad pastoral, pusieron en crisis su decisión de hacerse sacerdotes», describe la oficina de prensa.

«El tiempo ha pasado muy rápido»

«El tiempo ha pasado muy rápido, el Papa ha escuchado sus historias y sus consideraciones sobre cómo vivieron el proceso judicial», describe un testigo de la reunión. «Por el modo de hablarles se veía un tono de amistad y se daba a entender que se ocupará de su situación», añade.

Con esta visita, el Papa ha querido dar una «señal de misericordia a quienes atraviesan una situación de malestar espiritual o material, y ha subrayado que ninguno puede sentirse privado del cariño y de la solidaridad de los pastores de la Iglesia».

Antes de irse, el Papa se hizo una foto con cada familia, recibió regalos y firmó algunos recuerdos. Luego el dueño de la casa le acompañó hasta el ascensor.

Francisco no imaginaba que muchos en el edificio se habían dado cuenta de que estaba allí y lo esperaban en el portal y por la calle. Tantos, que al Papa le costó llegar hasta su coche. Y mientras los rostros de sus guardaespaldas miraban tensos a su alrededor, el único que parecía tranquilo y sereno era el Papa Francisco. También saludar a estas personas era parte de su obra de caridad.

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