Un estudio de la Universidad de las Islas Baleares concluye que la catástrofe de Sant Llorenç no se pudo predecir

El trabajo realizado por un equipo de investigadores de los departamentos de Geografía y Física recalca que la coincidencia de diversos factores hizo aún más trágicas las consecuencias de las inundaciones del 9 de octubre de 2018 en el noreste de Mallorca

Los soldados de la UME trabajaron durante días en Sant Llorenç para ayudar a paliar las trágicas consecuencias de las inundaciones de octubre del pasado año REUTERS

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Un equipo de investigadores de los departamentos de Geografía y Física de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) ha presentado recientemente un estudio sobre los principales mecanismos que dieron lugar a las inundaciones del 9 de octubre de 2018 en el noreste de Mallorca, que afectaron de manera especial al municipio de Sant Llorenç des Cardassar . Según el citado estudio, la catástrofe de Sant Llorenç fue el resultado de la coincidencia previa de múltiples factores que imposibilitaron predecir de una manera adecuada lo que luego ocurrió.

Cabe recordar que ese trágico suceso, que provocó 13 víctimas mortales, ocurrió poco después de que se desbordase a última hora de la tarde de aquel día el torrente que atraviesa Sant Llorenç —denominado de Ses Planes—, debido a las fortísimas lluvias caídas sin parar en el pueblo durante varias horas . Más allá de las irreparables pérdidas humanas, decenas de familias quedaron además sin hogar. Asimismo, numerosos vehículos fueron destrozados por las aguas y hubo cuantiosos daños materiales. Otros municipios que también se vieron afectados fueron Artà, Capdepera, Manacor y Son Servera.

El mencionado estudio de la UIB, escrito en inglés, se titula «Hydro-meteorological reconstruction and geomorphological impacte assessment of the October 2018 catastrophic flash flood at Sant Llorenç, Mallorca (Spain)» y ha sido publicado en la prestigiosa revista científica internacional «Natural Hazards and Earth System Sciences». Sus autores son Jorge Lorenzo Lacruz , Arnau Amengual , Cels Garcia , Enrique Morán Tejeda , Víctor Homar , Aina Maimó Far , Alejandro Hermoso , Climent Ramis y Romualdo Romero . Una de las conclusiones de este trabajo es que el caso de Sant Llorenç sería «un ejemplo paradigmático de la gran complejidad que deben afrontar los científicos, las agencias de predicción hidrometeorológica, los gestores de emergencias y las autoridades civiles a la hora de prever las inundaciones mediterráneas repentinas».

Causas complejas

Según recoge la propia UIB en una nota informativa, en el estudio «los investigadores también señalan la importancia que tuvieron los factores relacionados con la presencia humana y su actividad sobre el territorio». En ese contexto, en el análisis científico llevado a cabo se han reconstruido las condiciones hidrometeorológicas que causaron el desbordamiento del torrente de Ses Planes y las trágicas consecuencias que tuvo .

De ese modo, los investigadores han podido determinar que en la tarde del 9 de octubre de 2018 los relieves de hasta 488 metros de altura de la Sierra de Levante frenaron el desplazamiento de las tormentas que atravesaron Mallorca de sur a norte. Así, las precipitaciones se concentraron en un área reducida en la cabecera de los torrentes de Ses Planes, Canyamel y Sa Canova, donde la lluvia llegó a cerca de 400 litros por metro cuadrado en sólo seis horas . Esta cantidad es la mitad de la media anual de precipitación en el noreste de la isla y tres veces más que la media de precipitación del mes de octubre.

Otro dato que destaca el estudio es que a pesar de la gran intensidad de las lluvias durante aquel día, ninguno de los modelos de predicción atmosférica que utilizan rutinariamente las agencias meteorológicas y las instituciones de investigación en todo el mundo fue capaz de prever co n suficiente antelación ni la localización , ni la intensidad, ni la distribución temporal de las precipitaciones. De hecho, ningún modelo numérico de predicción del tiempo anticipó precipitaciones superiores a 50 litros en la zona afectada.

Valoraciones finales

Las citadas carencias de los sistemas de predicción provocaron que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) «pasase al nivel de alerta roja por precipitaciones fuertes cuando el torrente de Ses Planes ya estaba a punto de desbordarse y la catástrofe era prácticamente inevitable ». Los investigadores también señalan que la dimensión reducida de la cuenca de Ses Planes, la pendiente elevada del terreno, la escasa densidad de vegetación en la zona y el relieve en forma de embudo hicieron que las precipitaciones llegasen con mucha rapidez al cauce del torrente, «donde el agua llegó a subir a una velocidad de entre tres y cuatro metros por segundo».

Los autores del estudio han podido constatar también cómo la intervención humana contribuyó en gran medida a incrementar el alcance y las consecuencias de las inundaciones. Así, « la ubicación de parte de la zona urbana de Sant Llorenç sobre el área inundable del torrente hizo que el agua alcanzase los tres metros de altura dentro de muchas casas ». Además, «la canalización artificial del torrente a la entrada de la localidad provocó que la velocidad de la masa de agua casi se duplicase y alcanzase los siete metros por segundo». A ello hay que añadir que la presencia de numerosos puentes que atraparon los materiales que arrastraba la onda de inundación a su paso tuvo un efecto de presa y creó una onda devastadora aguas abajo. Igualmente, «la escasa conciencia del peligro por parte de la población agravó aún más la tragedia».

Los investigadores de la UIB concluyen que «los límites de los sistemas de predicción ponen sobre la mesa la necesidad de disponer de protocolos de activación de los sistemas de alerta y de protección civil que puedan hacer frente a errores de predicción en un rango de 30 a 50 kilómetros ». Los autores del estudio también destacan que hay que hacer «un trabajo de concienciación y educación de la población para que pueda afrontar las futuras inundaciones y tenga más capacidad de resiliencia para con este riesgo propio del clima mediterráneo».

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