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Sociedad

¿Cuántos días debemos tomarnos de vacaciones para no poner en peligro nuestra salud?

Los expertos coinciden en que poder «desconectar» durante al menos una semana es «muy positivo» para el bienestar físico y emocional

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Ha llegado el verano. Época de desconexión. De tardes de toalla y piscina, de días de tranquilidad, refrigerio en mano, bajo la sombrilla. Tiempo de escapadas, barbacoas con amigos, planes con la pareja y amigos. De evadirse, al fin y al cabo. Las oficinas comienzan a vaciarse y sus inquilinos vuelven semanas después, con un bronceado radiante que contrasta con su expresión facial, afligida porque se ha acabado lo bueno.

Aunque este periodo tiene la cara opuesta: la de aquellos que no lo disfrutan. Bien porque disponen de días libres, pero no pueden salir de sus lugares de residencia habituales por razones económicas u obligaciones familiares; o bien porque directamente, ni siquiera pueden descansar por motivos laborales. Muchos de ellos, trabajan precisamente durante los meses de verano cubriendo vacantes.

No tener vacaciones «no es saludable», señala sin género de dudas a ABC la doctora Mercedes Otero, gerente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y médico de urgencias en la Clínica Marazuela de Talavera de la Reina (Toledo). «Mantener el estrés durante un tiempo prolongado produce alteraciones arteriales. Sube la tensión, desciende el ánimo, favorece la aparición de patologías como la depresión o la ansiedad y causa alteraciones y bajadas en el sistema inmunológico, así como cuadros infecciosos», explica.

Un punto de vista que comparte Alfonso Apellaniz, especialista en medicina laboral y presidente de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo (SEMST). «Las vacaciones son tiempo para descansar, para el asueto. Son un enriquecimiento y algo necesario y muy positivo para la salud», coincide.

«Estar tranquilos»

Aunque este descanso no implica necesariamente cambiar de entorno y de forma de vida. De hecho, según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre 2.500 personas en junio de 2015, dos de cada tres españoles hacen «más o menos las mismas cosas» en este periodo que durante el resto del año. El informe también reseña que más de la mitad de los españoles (52,8%) procuran «mantenerse activos» durante tiempo de asueto, frente al 38,7% que quieren «estar tranquilos». Incluso para uno de cada cuatro españoles las vacaciones ideales consistirían en «quedarse en casa», ya que «no les gusta viajar».

«Las vacaciones sirven para desconectar del ritmo diario. La manera en la que hacerlo es muy personal. Hay quien prefiere irse fuera, pero a otros les gusta quedarse en sus casas», explica Apellaniz. «Lo más importante es que la persona consiga crear un clima de evasión con respecto a sus obligaciones y trabajo y conectarse con su situación vacacional. Es saludable alejarse del estrés y las presiones diarias y dejarse llevar durante unos días», añade. «Con este tiempo de descanso, sube el estado de ánimo y se modifican los niveles de estrés y presión arterial», comenta, por su parte, Otero. «Evadirse durante unos días es trascendental».

En el marco legal, tal y como se regula en el artículo 38 del Estatuto de los Trabajadores, cada persona tiene derecho a disfrutar de dos días y medio de vacaciones por cada mes trabajado, festivos al margen. «Eso como mínimo, porque también pueden existir convenios colectivos que mejoren estas condiciones, pero que nunca las empeoren», remarca a este periódico la abogada Cristina Ortega.

El mismo documento recoge que este periodo no puede ser sustituido por una dotación económica, ni tampoco acumularse, salvo que el contrato laboral se extinga y se adeuden vacaciones al empleado. Sin embargo, «guardarse días» es una práctica muy extendida y habitual en la sociedad de hoy en día. Aunque no es ilegal a todas luces, siempre y cuando «los convenios colectivos permitan que los trabajadores puedan disfrutar de estas vacaciones en próximas fechas», aclara la letrada.

Sin embargo, hay ámbitos en los que las empresas no respetan lo estipuladoen el Estatuto de los Trabajadores. Especialmente en algunos campos. «La construcción es un gremio absolutamente «pirata» en este sentido —acusa la profesional jurídica—. Especialmente con las pequeñas y medianas empresas, donde es una práctica muy habitual obligar a los empleados a que firmen haber disfrutado de periodos de vacaciones o recibido pagas extraordinarias sin haberlo hecho. Pese a ello, se trata de una práctica absolutamente ilegal y sin validez, aunque el empleado lo firme, porque va contra lo dispuesto en el Estatuto».

Pero, ¿cuánto deben durar las vacaciones perfectas? Una investigación reciente de la Universidad de Tampere, en Finlandia, subrayó que los síntomas del descanso comienzan a notarse desde el segundo día, y que el pico de bienestar tras el asueto llega en el día número ocho, por lo que una semana de desconexión parece suficiente. «Las vacaciones ideales deben durar entre siete y diez días», apostilla Otero. «Aunque depende mucho de la situación personal de cada uno y de la gente con la que viaje», agrega.

Por tanto, los expertos recomiendan no disfrutar de todo el periodo vacacional del que se disponga de manera íntegra, sino que aconsejan hacerlo de manera fraccionada. «Lo ideal es romper con la forma de vida habitual durante unos días, porque si se disfruta de un descanso prolongado en el tiempo, los efectos son menores», afirma Otero. «Hay que cogerse el tiempo que sea suficiente para desconectar y disfrutar. Sería excelente descansar durante una semana a lo largo de varios meses, en lugar de tener todas las vacaciones de golpe», comenta Apellaniz.

No todos pueden irse

No todos los españoles pueden disponer de sus vacaciones de la manera en que desean. De hecho, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicada el pasado año, el 40,6% de los ciudadanos no pueden permitirse salir de vacaciones «al menos una semana al año». Es el caso de Mario Guzmán, un albañil de 40 años y padre de dos hijos que hasta hace unos meses estaba sin empleo. «No podemos irnos a ningún sitio porque no tenemos dinero. Mantener a una familia son muchos gastos. Hay muchas facturas que pagar y nos es imposible poder salir de Madrid, salvo algunos días al pueblo de mis padres», comenta a ABC.

Tampoco pueden tomarse unos días de descanso fuera de casa jóvenes como Daniel Romero, socorrista madrileño de 21 años que afronta su «primer verano sin vacaciones» por tener que trabajar. Cuando termine en la piscina, iniciará sus estudios superiores. «Puedes escaparte un fin de semana, poco más». Aunque también ve el lado positivo. «Otros veranos los he pasado en casa, y al final, era aburrido. Ahora, con el trabajo, estoy activo y tengo otra rutina, pero se echa de menos poder irte algún tiempo fuera», sentencia.

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