Abusos sexuales a monjas

Se podría pensar que en medio de una crisis, la de la pederastia, se suma otra nueva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Papa Francisco se refirió no hace mucho a los abusos sexuales que determinadas monjas habían sufrido por parte de «sacerdotes y obispos que también han hecho eso». Se podría pensar que en medio de una crisis, la de la pederastia, se sumaba otra nueva. ¿Estaría el Papa poniéndose la venda antes de la herida? No creo, porque ambas forma parte del mismo proceso fruto del pecado, de la incoherencia, de la doble vida y también del clericalismo que es una forma de corrupción en la Iglesia. Por tanto, el Papa aplica en un caso y en otro el mismo criterio. No olvidemos que fue el suplemento para la mujer de L´Osservatore Romano quien apuntó que si no se afrontaba esta cuestión «la condición de la opresión de las mujeres en la Iglesia no cambiaría nunca».

Todo este proceso, aún con afirmaciones publicadas que parecen mezclar cosas distintas, pertenece al camino de la reforma basada en la conversión personal e institucional que propone Francisco. Un itinerario cuyo primer paso es enfrentarse con la verdad. Separar el trigo de la paja, investigar qué casos ocurrieron y cuáles no. Una vez comprobada la verdad, llega el momento de oír la voz de las víctimas. Las situaciones se disciernen y se aplican los remedios oportunos, teniendo en cuenta que el Papa no busca chivos expiatorios y que en la fe del pueblo fiel está el sistema inmunitario de la Iglesia.

Para prevenir un uso torticero de los casos que se han producido, convendría tener en cuenta una serie de criterios sobre todo a la hora de leer determinados titulares. Hay que colocar los hechos en su contexto adecuado, lo que no significa rebajar la gravedad de lo ocurrido. En el libro del sueco Hans Rolling, «Factfulness», se aclara cómo los prejuicios y un mal uso de los datos condicionan la visión de los problemas del mundo . Entre los consejos que ofrece está el de colocar la realidad en su proporción adecuada. «Las grandes cifras –dice- siempre parecen grandes. Las cifras aisladas son engañosas por sí solas y deberían hacerte sospechar».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación