La viuda del cineasta y su hijo José Luis estuvieron acompañados de numerosos amigos. :: E. N.
Sociedad

El cine se queda huérfano

Público y compañeros de profesión dan su último aplauso al maestro, genio y mago Luis García Berlanga

MADRID. Actualizado: Guardar
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«La pérdida de Berlanga me deja muy huérfano como cineasta». Pedro Almodóvar se convirtió ayer en portavoz del cine español en su sentida despedida a Luis García Berlanga, fallecido el sábado a los 89 años. El genial cineasta, el maestro de maestros, descansa en paz.

Sus restos reposan en la tumba familiar del cementerio de Pozuelo de Alarcón, junto a los de su hijo Carlos, fallecido hace ocho años. Recibieron sepultura en una desapacible tarde de domingo otoñal, bajo una suave lluvia, al grito de «¡Viva Berlanga!» y arropados por un centenar de colegas, amigos y familiares. La profesión y cientos de ciudadanos anónimos habían despedido poco antes al maestro con un respetuoso silencio roto con una sentida e intensa ovación en la 'casa del cine', la Academia de las Artes Cinematográfica que Berlanga fundó y que acogió su austera capilla ardiente. Ante su féretro desnudo de símbolos religiosos y bajo una pantalla gigante en la que se repasaba su vida en imágenes, desfiló un oficio que se sentía huérfano sin uno de sus faros, y una ciudadanía que halló en el talento de Berlanga un espejo ácido y lúcido para reflejar la España de la segunda mitad del siglo XX.

«El mundo se rendiría»

Así lo destacó Pedro Almodóvar, que acudió a presentar sus respetos al «maestro» junto a su hermano Agustín y a despedirse de un «gran amigo», dueño de un talento equiparable, a su juicio, al de otros grandes de la historia de séptimo arte. «Siempre hablamos de Billy Wilder, pero si Berlanga hubiese hecho cine en otra lengua, el mundo entero se rendiría hoy ante su féretro» dijo el cineasta manchego. «Tuvo la mala suerte de que sus personajes hablaban mucho y muy rápido, lo que hacía muy difícil el subtitulado en otra lengua» dijo un Pedro Almodóvar «muy tocado» por la muerte del genial valenciano tras dar el pésame a la viuda de Berlanga, María Jesús Manrique, y a dos de sus hijos, José Luis y Eduardo. «Berlanga es uno de los últimos representantes de lo mejor de la cultura del siglo XX» resumió el más internacional de los cineastas españoles.

Como Almodóvar, toda la profesión -directores, actores, técnicos y productores- dieron su último y respetuoso adiós a Berlanga. Cómicos como Concha Velasco, Manuel Zarzo, Santiago Ramos, Analía Gadé, Mónica Randall, Jesús Guzmán, Luisa Martín o Pedro Ruiz, directores como José Luis Borau, Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez, José Luis García Sánchez o Icíar Bollaín, o políticos como Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, Ana Botella o Diego López Garrido desfilaron por la capilla ardiente.

Para Borau, el cine de Berlanga es «un espejo en el que los españoles nos hemos visto de una forma diferente» y gracias al cual «nos conocemos mejor». «No somos mejores ni peores que antes, pero gracias a su cine sabemos mejor como somos» insistió el presidente de la SGAE.

«Gracias, maestro» era la frase más repetida en los libros de firmas en los que cientos de ciudadanos quisieron testimoniar su cariño y su respeto al director. De la compungida asistencia formaban parte la ministra de Cultura, Rita Barberá, Concha Velasco o Willy Montesinos.