Portugal alarga la pensión obligatoria de los 18 a los 25 años
Portugal alarga la pensión obligatoria de los 18 a los 25 años - abc

Portugal extiende hasta los 25 años las pensiones obligatorias para hijos de padres divorciados o separados

La nueva medida entró en vigor ayer 1 de octubre, pero debe acreditarse que los chavales se hallan estudiando tras alcanzar la mayoría de la edad

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Portugal aprueba que los hijos de padres separados tengan derecho a recibir la pensión obligatoria para su manutención hasta los 25 años, siempre que se demuestre que los chavales están estudiando. Como suele ser habitual, hasta ahora la ley establecía el tope en la mayoría de edad, pero desde este 1 de octubre el plazo se amplía esos siete años más.

También se anula una segunda premisa: a partir de los 18, los chicos y chicas afectados tenían que solicitar a los tribunales que los padres en cuestión se hicieran cargo de sus gastos. Ya no será necesario tal trámite, en vista de que se acredita su aplicación legal.

La nueva normativa estipula que «el progenitor que asume a título principal el encargo de desembolsar la cantidad que necesitan los hijos mayores para subsistir puede exigir al otro progenitor el pago de una contribución para el sustento y la educación».

Siempre con el límite fijado en los 25 años, una edad a partir de la cual se da por sentado que el chaval podrá y deberá ganar su propio sueldo, una vez concluido su periodo de formación.

Impulsar el nivel educativo

La iniciativa busca terminar con esas estampas comunes que retratan a jóvenes a los que no les queda más remedio que dejar de estudiar para poder llevar dinero a casa. El segundo objetivo no es otro que tratar de impulsar el nivel educativo de los portugueses del futuro.

El Código Civil recoge ya, por tanto, este flamante matiz, que puede aliviar de forma considerable la situación que viven muchas familias. Si ha salido adelante la iniciativa se debe a la perseverancia de la Asociación Portuguesa de Mujeres Juristas, que maduró la propuesta para dar solución al «desproporcionado» perjuicio que sufren las madres separadas o divorciadas en estos casos tan lacerantes.

La entrada en vigor de la ley compensa así las circunstancias provocadas por la crisis del país vecino, especialmente si tenemos en cuenta que la formación individual en absoluto concluye a los 18 años.

De paso, se avanza un poco más en el espinoso asunto de la violencia doméstica, a menudo generada por la acumulación de problemas de esta índole.

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