Los geólogos afirman que dragar el Ebro no es la solución a las inundaciones

El Colegio de Geólogos de Aragón considera que el dragado del Ebro no es en absoluto «una medida mágica» y califica de «inadecuada» la decisión del Gobierno autonómico de suspender la protección ambiental del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Ebro y modificar los límites de espacios de la Red Natura 2000 para poder realizar esos trabajos de limpieza. Este órgano colegiado ha indicado en un comunicado que las actuaciones a realizar en el Ebro para evitar las avenidas se deben llevar a cabo desde una «visión integral, conjunta e integrada, a través de un debate técnico que analice las ventajas y desventajas de las propuestas». Además, señalan que «nada ha cambiado en la dinámica fluvial (del Ebro) como para justificar semejantes medidas».

En el comunicado del Colegio de Geólogos de Aragón se señala que el dragado debería ser una medida «puntual», prácticamente exclusiva de los tramos urbanos, y no debería generalizarse porque la dinámica del Ebro «la hace ineficaz» y no garantiza la efectiva protección de las poblaciones ribereñas frente a futuras inundaciones porque la propia dinámica fluvial de un río tiende, de forma natural, a compensar los efectos de la misma en un tiempo relativamente corto.

Compuertas en los cascos urbanos

Este órgano colegiado propone también el mantenimiento tanto del cauce como de la llanura de inundación del río de acuerdo a las limitaciones medioambientales y dentro del marco de la legislación medioambiental en vigor y el retranqueo de las motas e incluso la colocación de compuertas en los casos en los que sea prioritario salvaguardar los cascos urbanos.

En este sentido, coinciden en parte con organizaciones ecologistas, como SEO/BirdLife, que desde el primer día aseguraron que la culpa de las inundaciones no es de no haber dragado ni limpiado el cauce del río sino de «haber permitido que año tras año, desde hace décadas, se vaya invadiendo su ribera y encajonando el cauce para evitar inundaciones en las nuevas zonas dedicadas a cultivo u otras actividades humanas». Por culpa de estas medidas, decían los conservacionistas, «se ha convertido al río en un torrente de alta velocidad que acaba rompiendo por lugares imprevisibles, en algunos casos afectando a cascos urbanos y poniendo en peligro a las personas». Entre las medidas propuestas por SEO/BirdLife estaban las de recuperar para el río su dominio público hidráulico y dejar que las zonas naturales de inundación cumplan la función que les adjudicó la Naturaleza.

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