Una pareja de cotorras en un parque de Leganés, en Madrid
Una pareja de cotorras en un parque de Leganés, en Madrid - ángel de antonio
medio ambiente

Se pide colaboración ciudadana para el primer censo nacional de cotorras

Estas aves exóticas han invadido las ciudades españolas y su población ha crecido por miles desde que los primeros ejemplares escaparan en los años 70

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El ruido ensordecedor de las cotorras recibe al visitante de la madrileña Casa de Campo nada más apearse en la estación de Metro de Lago. La presencia de estas aves de color verde intenso y tamaño medio es constante en un breve paseo por este pulmón verde madrileño e, incluso, su estridente canto llega a ser agresivo cuando salen en bandada porque una cigüeña ha elegido para posarse el mismo árbol que ellas, un cedro de gran porte. Y es que las cotorras han invadido muchas ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, están entre las más afectadas por esta especie invasora, pero también abundan en las islas Baleares y Canarias.

Desde que empezaron a verse los primeros ejemplares a partir de 1975, su presencia no ha hecho más que aumentar debido a los escapes y sueltas voluntarias de sus irresponsables propietarios.

De cantarinas y divertidas mascotas han pasado a ser un problema en muchas ciudades. Por eso, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) va a abordar, a lo largo de 2015, el primer censo a escala estatal de dos especies exóticas, la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) y la cotorra de Kramer (Psittacula krameri).

«No hay suficientes estudios para saber cuáles son sus efectos sobre otras especies», reconoce Emilio Escudero, técnico de SEO/BirdLife. «Probablemente desplacen a otras especies autóctonas y en época de cría, como necesitan más aporte proteico, pueden atacar a los polluelos o los huevos de las aves de alrededor, pero lo que está claro es que en sus zonas de origen son plaga, porque comen frutos y semillas y, por tanto, pueden causar importantes daños en las cosechas de maíz, girarol, etc».

Hasta el momento nunca se ha hecho un censo estatal, aunque algunas estimaciones de hace seis o siete años referían entre 3.500 y 5.000 parejas de estas dos especies exóticas. «Ahora podemos estar hablando de muchas más», dice Escudero. La Ley obliga a que las comunidades autónomas realicen un seguimiento de las especies exóticas catalogadas como invasoras, como las cotorras, pero no se está cumpliendo esta obligación, denuncian desde SEO.

Cómo se hará el censo

Por tanto, conocer la población y distribución de ambas especies de cotorras es esencial para afrontar la rápida expansión que están protagonizando y tener datos con los que decidir sobre las medidas de gestión que deben aplicarse. Para ello se pide la colaboración ciudadana, sólo hacen falta unos prismáticos y ganas. Primero, le tocará el turno a la cotorra argentina, que se censará en marzo porque es el momento en que empieza la época de cría y es más fácil localizar a los ejemplares en los nidos, explica Arancha Leal, bióloga de SEO. Esta especie hace nidos comunales -un nido con varias entradas, como chalés adosados, explican gráficamente desde SEO-, por lo que hay que contar los agujeros que tiene para conocer las parejas que viven en él. Más difícil es contar ejemplares de cotorras de Kramer, pues hacen los nidos en las oquedades y agujeros de los árboles, además de ser algo más silenciosas. Por eso, su censo se llevará a cabo a mediados del verano, cuando tienen la costumbre de agruparse por la noche en dormideros multitudinarios

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