Cristina Castany y Sonia Sánchez siempre confiaron en que encontrarían una solución a la resistencia al tratamiento
Cristina Castany y Sonia Sánchez siempre confiaron en que encontrarían una solución a la resistencia al tratamiento - INÉS BAUCELLS

«La terapia a medida me ha devuelto la vida»

El hospital Vall d’Hebron de Barcelona da una segunda oportunidad a pacientes que no respondían a la quimioterapia

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A Cristina Castany, de 50 años, le cambió la vida en 2011 cuando, tras haber detectado unas pequeñas pérdidas de sangre en las heces, le diagnosticaron un cáncer de colon. «Todo fue muy rápido. Manché el pijama y decidí ir a urgencias. En solo tres días, me operaban de una supuesta peritonitis», explica a ABC. Durante la intervención, que le realizaron en el Hospital Arnau de Vilanova de Lérida, que se encuentra a solo 30 kilómetros de Torrente de Cinca (Huesca), su localidad, le biopsiaron una zona. Fue al cabo de 15 días cuando le cayó la sentencia del especialista: «Usted tiene cáncer de colon». «En un primer momento me desmoroné, aunque me duró tres segundos porque soy una persona muy positiva y siempre pensé que saldría adelante», afirma la paciente.

Su hija, de 14 años, su madre, su marido y su hermana, que es ATS, se lo tomaron con más preocupación.

Cuatro intervenciones

Tras cuatro operaciones (entre el 21 de diciembre de 2011 y el 22 de abril de 2014) y más de 40 sesiones de quimioterapia, a las que ya no respondía, Cristina recibió una llamada que le cambió la vida. «Me dijeron que cumplía el perfil para entrar en un estudio de la Unidad de Investigación en Terapia Molecular del Cáncer del Vall d’Hebron y se me abrió el corazón».

El primer tratamiento que le realizaron no respondió. Ahora espera los resultados del segundo. «Estoy convencida de que darán con la molécula adecuada», dice la paciente. Por el momento, ha ganado, y mucho, en calidad de vida. «Estoy perfecta, sin apenas síntomas. Se nota que es una terapia mucho más dirigida porque no tengo los terribles efectos de la quimio de antes», explica esta joven a la que la terapia a medida le ha «devuelto la vida».

Cristina forma parte del más de un millar de pacientes a los que La Unidad de Investigación en Terapia Molecular del Cáncer-La Caixa (UITM) del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, que brinda terapia a medida a estos casos de difícil pronóstico, les ha dado una nueva oportunidad. Desde que emprendió su andadura, en 2010, la unidad ha atendido a 1.400 enfermos de cáncer que no habían respondido a la quimioterapia convencional. A todos ellos se les ha aplicado un tratamiento «personalizado» en función de las alteraciones genéticas del tumor que presentan.

«No operable»

Sonia Sánchez, de 39 años y con un tumor cerebral, es otra de las pacientes que da fe de la eficacia de estas terapias. Apenas asomaba el verano de 2009, cuando Sonia sintió un dolor agudo de cabeza. Siguieron las punzadas y el 5 de junio le operaban de un tumor en el cerebro en el hospital Infanta Cristina de Badajoz, localidad a la que esta barcelonesa se había desplazado desde hacía cinco años «por motivos laborales».

En marzo de 2010 se le detectó un nuevo tumor, que también se operó en Badajoz, y en agosto de ese mismo año, cuando apenas se había recuperado de la intervención anterior, apareció el tercero; con el agravante de que en esta ocasión no era operable.

Fue en febero de 2012 cuando entró en la Unidad de Investigación en Terapia Molecular del Cáncer del Vall d’Hebron. «Soy consciente de la suerte que he tenido», asegura esta barcelonesa, que tiene una hija de siete años. Según confiesa a ABC, pese a los duros golpes de la enfermedad, siempre ha confiado en su fortaleza para resistir el cáncer y, sobre todo, en el equipo médico del Vall d’Hebron, que le ha dado un giro radical a sus perspectivas clínicas. «Ahora se puede decir que estoy limpia», apunta a este diario. Prefiere, sin embargo, no utilizar la palabra «curada» porque, según recuerda, «estoy todavía dentro del programa y tienen que hacerme un seguimiento». De su amarga experiencia dice que ha sacado una experiencia positiva. «Todo este mal trago me ha acercado a mi hija y a los míos», concluye.

A diferencia de los tratamientos ordinarios, la UITM busca alteraciones moleculares de los tumores, lo que implica una «subtipificación» de los cánceres más frecuentes, y también aplica una tecnología que analiza dichas modificaciones genéticas en la sangre de los enfermos.

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