EE.UU. dejará a los homosexuales donar sangre tras 30 años de prohibición

Han tenido que pasar más de tres décadas años para que la FDA, la Agencia del Medicamento de Estados Unidos, ponga fin a una prohibición que había dejado de tener sentido. Los homosexuales no podían donar sangre en territorio estadounidense desde 1983, cuando la epidemia de sida no había hecho más que empezar y se sabía poco sobre el virus que causaba la enfermedad.

Tampoco había entonces ninguna prueba rápida que permitiera saber quién estaba infectado. Pero todo esto cambió hace años y en Europa se puso fin a este tipo de restricciones por orientación sexual. Aunque existen precauciones y controles, estas se mantienen tanto para hombres y mujeres que hayan mantenido relaciones sexuales sin protección y para los hombres (sin especificar orientación sexual) que hayan mantenido relaciones sexuales con otros hombres en los últimos doce meses.

Como Europa

La FDA aseguró ayer en un comunicado que tras «examinar cuidadosamente y considerar la evidencia científica actual» anulará esta prohibición y mantendrá la precaución para los hombres que hayan tenido relaciones sexuales con otros hombres en los últimos doce meses, como sucede en países europeos. El cambio será efectivo en 2015.

El cambio de la agencia del medicamento estadounidense se recibió ayer como una victoria de los derechos civiles de los homosexuales. La prohibición se entendía como una forma de perpetuar el estigma de la población gay masculina, a la que se consideraba una fuente potencial de infección.

Ahora se confía que la decisión permita duplicar potencialmente la oferta de donaciones de sangre en Estados Unidos.

El Instituto Williams de California ha calculado que el cambio supondría un incremento de entre el dos y el cuatro por ciento en el suministro anual de sangre de Estados Unidos, según ha informado «The New York Times». El 8,5 por ciento de los hombres de Estados Unidos, es decir, cerca de 10 millones de personas, han mantenido relaciones sexuales con otro hombre desde los 18 años. La nueva política excluye el 3,8 por ciento de hombres que han mantenido sexo con otro varón durante el último año.