Carlos Guembe, presidente de Schindler en el Sur de Europa
Carlos Guembe, presidente de Schindler en el Sur de Europa - ángel navarrete
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Carlos Guembe: «Avanzamos a pasos agigantados hacia el sueño del consumo cero»

El presidente de Schindler en el Sur de Europa explica que el avión «se construyó con tenología naval porque las empresas aeronáuticas no creían en el proyecto»

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Cuando en 2011 Schindler se unió al reto del Solar Impulse, Carlos Guembe y su equipo tuvieron la ocasión de conocer en persona a Bertrand Piccard. «Fue como haber estado con el propio Lindbergh», asegura. Y a pocos meses de que él y Borchsberg inicien su aventura, el presidente ejecutivo para el Sur de Europa de la multinacional suiza de los ascensores no tiene dudas de su éxito. «La semana pasada estuvimos con los dos y me transmitieron un gran optimismo y ganas de emprender esta nueva aventura. Se sienten preparados, contentos y orgullosos de haber llegado hasta aquí. Y tienen ya muchas ganas de despegar desde Abu Dhabi», asegura.

-¿Qué convenció a Schindler para unirse al Solar Impulse?

-La posibilidad de formar parte de un proyecto altruista que despierta en la conciencia de la sociedad y de los gobiernos la necesidad del uso racional de la energía.

En los próximos quince años se calcula que 250 millones de campesinos chinos emigrarán a las ciudades. Solo por la vía de la eficiencia podremos afrontar el vertiginoso crecimiento del consumo de energía que estamos viviendo.

-¿De qué tipo de reto hablamos?

-El Solar Impulse 2 es un desafío tecnológico brutal. Le voy a contar una anécdota. Cuando Piccard y Borschberg diseñaron el avión y lo presentaron a las empresas aeronáuticas, ninguna creyó que fuese posible. Al final, tuvieron que recurrir al sector naval y aplicar la tecnología y los materiales ultraligeros que se habían empleado en el Alinghi, el barco ganador de la Copa América 2007.

-Este proyecto cuenta con el patrocinio de empresas privadas y de particulares. ¿Y los Gobiernos?

-Schindler, junto con Solvay, Omega y ABB, son los cuatro patrocinadores principales; luego están los particulares que han decidido formar parte del proyecto comprando una célula solar, de las más de 17.000 que lleva el avión. Entrando en la web, se puede ver cuáles están patrocinadas, y por quién, o saber las que están libres para comprarlas. En cualquier caso, países como el nuestro, con una enorme dependencia de los hidrocarburos que importa, deberían valorar el beneficio social de invertir en estos proyectos.

-En 2012, durante el vuelo desde Suiza a Marruecos, el Solar Impulse aterrizó en España. ¿Sería importante que lo hiciese también ahora?

-Sí, claro. Pero para que aterrice de nuevo aquí es necesaria la gestión de algunas instituciones. Creemos que el Gobierno español debería interesarse por este proyecto emblemático para las energías renovables, de la misma manera que ya lo hicieron anteriormente Sarkozy en Francia o el Reino de Marruecos y las autoridades de Estados Unidos.

-¿Y Schindler, qué retorno obtiene por su participación?

-Nosotros apostamos por la eficiencia energética y el desarrollo de componentes ligeros y que no contaminen. En esa línea, la colaboración de nuestros ingenieros nos está permitiendo optimizar las baterías que se recargan con energía solar. Gracias a la tecnología usada en el Solar Impulse hemos desarrollado un ascensor híbrido que puede funcionar solo con energía solar y que, de media, permite un ahorro anual de casi un 50% respecto de un modelo convencional. Avanzamos a pasos agigantados hacia el sueño del consumo cero. De hecho, en EE.UU. nuestra fábrica ya es prácticamente autosuficiente. Pero lo que más nos seduce de este proyecto es demostrar que, por visionarios que parezcan, los sueños son posibles cuando se colabora con personas como Piccard y Borschberg, para los que la palabra imposible no existe.

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