Salud

El cáncer gástrico disminuye su incidencia pero sigue teniendo una mortalidad muy elevada

Mesa redonda en la Real Academia de Medicina y Cirugía sobre su prevención, algo que ya es posible tras el descubrimiento del «helicobacter pylori»

Intervención del doctor Javier Romero Vázquez Rocío Ruz

J.A.

El cáncer gástrico y su prevención fueron este jueves objeto de debate en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sev illa en el curso de una mesa redonda moderada por Felipe Martínez Alcalá, académico de número de la Ramse y especialista en aparato digestivo, al que acompañaron Javier Romero Vázquez, del Hospital Quirón Infanta Luisa de Sevilla, Felipe Martínez-Alcalá García, del Virgen del Rocío de Sevilla, y Sarbelio Rodríguez Muñoz , del Hospital Ruber Juan Bravo de Madrid.

Martínez Alcalá destacó que «la incidencia del cáncer gástrico ha disminuido significativamente en los últimos setenta años, a pesar de lo cual es el quinto cáncer más frecuente y la tercera causa de muerte de cáncer en todo el mundo». La tasa de mortalidad por cáncer gástrico es similar a la de su incidencia, es decir, la mayoría de los pacientes que lo sufren mueren por esta enfermedad.

Desde que en 1983 se descubrió la «helicobacter pylori» por parte de los australianos Barry Marschall y John Robin Warren (ganaron el Nobel de Medicina por este descubrimiento), la incidencia de este cáncer se ha reducido erradicando esta bacteria. La prevención ha supuesto un gran avance en la lucha contra este cáncer, aunque hay causas genéticas, alimentarias y ambientales que lo provocan. El cáncer gástrico se considera hoy por hoy una enfermedad que se puede prevenir.

«Está demostrado que la gastritis crónica atrófica, especialmente con metaplasia intestinal, es una clara lesión precancerosa y de ahí la importancia de diagnosticarlas y tratarlas antes de que deriven en un cáncer de muy mal pronóstico», dice Martínez Alcalá.

Para detectar esta lesión es necesario un equipo de alta resolución porque la endoscopia tradicional, de luz blanca, no es capaz de diagnosticar esta enfermedad. «Sin esos equipos que permiten hacer una endoscopia de calidad , habría que ir al método antiguo de hacer biopsias», comenta este especialista.

Se está estudiando la influencia de los alimentos en la deriva de una gastritis crónica atrófica a una lesión cancerosa , aunque los investigadores no han logrado determinar de forma unánime cuáles son los que contribuyen a dar ese paso y precipitar la aparición de un cáncer. En general, se considera que los lácteos y la dieta mediterránea son buenos para el estómago; y malos, como es habitual, el tabaco, el alcohol y los alimentos procesados o ultraprocesados.

Hay un componente genético claro en la aparición del cáncer gástrico difuso hereditario, pero supone apenas el 1 por ciento del total de cánceres gástricos. En ese caso, con un padre, madre o hermano con este tipo de tumor se recomienda un estudio histológico buscando este factor.

No existe ninguna evidencia científica de que el omeprazol, uno de los más medicamentos empleados en todo el mundo, tenga nada que ver con la aparición de cáncer gástrico . «Se trata de uno de los fármacos más seguros, si está indicado en el paciente», dice el doctor Felipe Martínez Alcalá. Y añade: «Si disminuimos completamente la acidez gástrica estamos favoreciendo la aparición de bacterias, no necesariamente la «helicobacter pylori», que pueden jugar un papel en la aparición de patologías gástricas.

El problema del ibuprofeno -añade este especialista- es que provoca erosiones o úlceras pero está barajando la posibilidad de que los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno podrían ser beneficiosos en algunos casos, aunque aún no está demostrado».

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